La historia de la Tierra va casi paralela a la de los seres vivos y diferente al hombre que evoluciona de nómada a sedentario, ya que es la única especie significante que a diferencia de otros no se adapta naturalmente al medio, sino lo transforma o lo destruye.

En un escenario de necesidades producido por un modelo de desarrollismo salvaje destructivo, sobreexplotamos las riquezas o los recursos naturales para sobrevivir, expulsando gases de efecto invernadero a la atmósfera, contaminamos el ambiente, etcétera.

La humanidad contada en historia evolutiva pasa de cazadores recolectores a agricultores, artesanos, negociantes.

La tecnología se posiciona y va más rápido que la vida: industrializa alimentos, papel, vestuario, metales...; asfalta calles para mejor transitar, construye bloques de hormigón para satisfacer con viviendas el alto porcentaje del crecimiento poblacional que va dejando huellas en el entorno donde se desarrolla al modificar los paisajes, etcétera.

Al datar la población desde el primer hombre, vamos de miles a millones; hoy habitando en pueblos, la sobrepoblación vive en ciudades y metrópolis atraídas por las comodidades.

Somos parte de la naturaleza, vivimos el período de la sobrepoblación que afecta: la Tierra, la cadena alimentaria, al demandar y exprimir más los recursos de la geografía arrasando la comunidad de los seres vivos. Interesa mantener la vida, su orden, belleza, armonía y respeto de la naturaleza.

Arrojar al ambiente desechos orgánicos e inorgánicos industriales y domésticos..., produce el cambio climático, crecen las temperaturas, y varía un suceso predecible parecido al anterior Apocalipsis. Si la Tierra colapsa primero, el hombre, la flora y fauna... se acaban; o el hombre primero desaparece, y la Tierra, la flora, fauna... se salvan.

El reto en el planeta es no solo para la ciencia y la tecnología, sino para cada uno de nosotros los habitantes, no tenemos que contaminar la naturaleza, los ríos, los mares, los océanos, los barrios, las calles, los parques, las playas, los bosques, el aire, etcétera.(O)

Rafael A. Sampedro Coba,

arquitecto, Guayaquil