Me ha resultado un tanto complicado encontrar información relacionada con la última denuncia periodística de Christian Zurita Ron y Fernando Villavicencio, en los medios de comunicación ecuatorianos. Y es extraño, pues generalmente sus denuncias acaparaban amplios despliegues cuando el acusado era otro. Entonces, tras este dato evidentemente sintomático, toca revisar la investigación en su fuente directa.
El caso: Zurita y Villavicencio lanzaron en el portal digital La Fuente un trabajo al que denominaron ‘El laberinto offshore del círculo presidencial’. El texto se inicia con el siguiente punteo: “Ina Investment Corporation es una empresa offshore vinculada a Xavier Macías Carmigniani, su esposa María Auxiliadora Patiño Herdoiza y a la familia del presidente de Ecuador, Lenín Moreno. Entre 2012 y 2016 esa compañía manejó cuentas en el Balboa Bank de Panamá, con las que adquirieron los muebles y alfombras que Lenín Moreno no negó haber recibido en su departamento de Ginebra, Suiza en el año 2015. Además, de una de esas cuentas se hicieron dos transferencias para la compra de un departamento en la costa Mediterránea en 2016”.
Sostiene además que “Ina Investment Corporation fue constituida originalmente por Edwin Moreno Garcés” (hermano del presidente de la República). “Posteriormente, en 2016, se creó una empresa similar en Panamá, con los mismos representantes. Finalmente, Ina Investment debió ser registrada en España…”.
El tercer punteo necesario dice: “El martes 4 de diciembre del 2018, Ricardo Alemán Alfaro, ex embajador de la República de Panamá en México, le ordenó a la abogada Laura Sinesterra, socia de la firma de abogados Mendoza, Arias, Valle & Castillo (MAVCCO), en Panamá, proceda a la inmediata disolución de INA Invesment Corporation, constituida en Belice. En una comunicación de la citada fecha Alemán Alfaro escribió: “Me pide XM que por favor procedas lo más rápido posible con la disolución”.
La reacción: el presidente Moreno se ha pronunciado en dos espacios públicos sobre este tema, el 20 de febrero en medio de la suscripción de la Declaración de Chapultepec, sobre libertad de expresión, y la noche del último martes en cadena nacional. Su argumento: la culpa es de Correa.
Y allí se me desarmó esta trama de la sempiterna tensa relación política ecuatoriana. ¿Será que Zurita y Villavicencio, enconados enemigos del correísmo y Correa, se aliaron al expresidente para atentar contra la estabilidad del gobierno de Moreno? Me cuesta procesar los argumentos de defensa utilizados por Moreno, Michelena y Granda: la culpa es de Correa, y la orquestan sus archienemigos.
Digo, cómo se puede sostener un argumento de defensa de esta magnitud con la misma cantaleta de hace dos años y medio de desgobierno –¿o de falta de gobierno?– con el cual se trata de justificar la ausencia de obras, de resultados, de promesas de campaña. De todo.
Correa enjuició a Villavicencio y a Zurita por casos distintos. Y su relación pública ha sido tirante, grosera e irreconciliable. Pero responsabilizar a Correa puede ser un último recurso que deje más dudas que certezas. Quizá no lo pensaron así.
Al menos los ciudadanos espectadores de esta trama precarnavalera 2019 tenemos derecho al beneficio de la duda. ¿Y si mejor los entes de control profundizan en la investigación de la denuncia como acto de transparencia?
¿Y si mejor no recurren a las mismas estrategias mañosas que ellos, los morenistas, acusaron a los correístas?
(O)








