Se ha vuelto (por fin) un tema de preocupación colectiva: ¡tenemos un sistema de pensiones muy malo! …Algunas personas (me incluyo modestamente) hemos comentado aquello desde hace mucho tiempo. Quizás no se escucharon esas voces, porque vivíamos años donde era difícil penetrar el marketing estatal.
Lo importante es estar conscientes del problema, que podemos resumirlo brevemente así.
Uno. Utilizamos el llamado sistema de reparto, donde todos aportamos obligatoriamente a un “fondo común” manejado por un monopolio (IESS), que entrega jubilaciones a medida que la gente cumple las condiciones legales. Estos sistemas son inviables en el tiempo por muchas razones: la demografía cambia y el dinero no alcanza (incluso bien manejado), los fondos han sido mal manejados (antes, con una macroeconomía devaluatoria e inflacionaria que los afectaba seriamente), aportamos muy poco (10%) para jubilaciones que en promedio son demasiado elevadas para la capacidad del sistema etcétera.
Dos. Hasta 2015 habíamos acumulado en toda la vida del sistema apenas 11.000 millones de dólares. Y la situación empeoró, porque el Gobierno anterior decidió ya no aportar el 40% legal, incluir más personas sin el correspondiente aporte y trasladar una parte de los recursos al sistema de salud (al que también afectó con decisiones politiqueras irresponsables). Hoy tenemos un fondo de apenas 7.000 millones, ¡aproximadamente 2.000 dólares por afiliado!
Tres. Los jubilados (algo más de 400.000) reciben 4.300 millones anuales, mientras los aportes (para jubilación) de los 3 millones de activos alcanzan los 2.600 millones. Hay un déficit anual de 1.700 millones que parcialmente se cubre con el 40% del Gobierno (es decir, de todos nosotros). Pero el déficit sigue creciendo por encima de ese 40%, así, el fondo de 7.000 millones seguirá cayendo.
Cuatro. Aunque el sistema tenga serios problemas, solo hablamos de la población trabajadora que aporta al IESS. Pero hay toda una población que no está en este sistema porque (casi) nunca tuvo empleos formales y le alcanza una jubilación miserable. ¿De dónde saldrán los fondos si queremos dar una mano a estas personas de la tercera edad, como debería ser un objetivo de la sociedad, porque si hay un momento de la vida para el que todos debemos aportar es una jubilación digna de los más abandonados? Por ahora algo sale del Bono de Desarrollo Humano, algo de otros programas estatales, algo por aquí o allá.
Cinco. También hay otros fondos ligados a la jubilación. El fondo de reserva que parcialmente iba en esa dirección, pero por politiquería el Gobierno anterior convirtió en consumo mensual. Una parte de los fondos de cesantía. La jubilación patronal que las empresas deben acumular.
Hay decisiones importantes. ¿En cuánto queremos apoyar la jubilación vía IESS y cuánto de las personas más pobres que están afuera del sistema formal? ¿Cómo manejamos la solidaridad con un esquema financiero que sea viable en cuanto a años de aportes, años de jubilación y pensiones manejables? ¿Cómo integramos aportes al IESS, fondo de reserva y cesantía, jubilación patronal? ¿Cómo cambiamos el actual sistema hacia uno de ahorro individual más solidario, manejado con eficiencia y competencia? Y hay más… ¡Tema de debate nacional! (O)










