“Roba, pero hace obras”. Un estudio de opinión sobre la situación política del Ecuador realizado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), entre el 8 de octubre y 1 de noviembre de 2018, basado en 2 mil entrevistas presenciales en 17 provincias del país, con márgenes de error entre +/-0,9% y +/- 2,2% e intervalo de confianza del 95%; entre sus datos señala el siguiente: “Dos de cada tres encuestados (61,2%) creen que es más importante la capacidad de gestión a la hora de elegir a un político, antes que la honestidad (35,7%)”.

Preocupa y desilusiona el resultado de la encuesta.

Parece que cada vez nos acostumbramos más a que ladrones se sigan llevando en peso el país.

Parece que la frase “roba pero hace obras” se está asentando en nuestra sociedad.

Parece que la corrupción rampante es cada vez más tolerada.

No nos damos cuenta de que la razón por la cual nuestro país no ha alcanzado niveles de desarrollo, competitividad y bienestar para su gente es la corrupción que ha azotado la nación desde hace muchos años; una corrupción que se delata por un lado impune y descaradamente en el rostro de los nuevos ricos que surgen casi espontáneamente de la noche a la mañana , y por otro lado que se delata en las carencias de justicia, empleo, buenos sistemas de salud, bienestar y desarrollo del país.

¿Es que no nos hemos dado cuenta de que “un buen” gestor ladrón, lo que hará es maximizar el lleve, y minimizar el riesgo de ser descubierto? ¿No es esto lo que ha pasado en el país?

Tarea titánica que nos toca, levantar la conciencia de que un país se construye a base de valores, y que el de la honestidad es uno fundamental, para generar la confianza y credibilidad que se requieren para ello.

Si no lo hacemos, ciertos “genios” o no genios que elijamos seguirán robando; y dichos “genios” serán los que más y mejor lo hagan, y nos dejarán más rápido sin país.(O)

Carlos Rodríguez Rodríguez, máster en Administración de Empresas, avenida Samborondón