Un maestro debe serlo con su vida, no solo con su concurrencia a la cátedra, ni lo hace solo un título Ph.D., u otro, que a veces se convierte en solo patente para el ejercicio de un cargo.
Un ejemplo fue el doctor Gil Barragán Romero, quien falleció el reciente 6 de octubre del 2018, excelente maestro en la educación media y en la superior –fue mi profesor de Lógica en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte–, también honró el ejercicio profesional y las elevadas funciones públicas que ejerció.
El caso Universidad de Guayaquil
Fui el rector casi diez años, desde noviembre de 1994, hasta julio del 2004, avanzando en una importante reforma académica y una elevada y reconocida solvencia administrativa y financiera. Mi sucesor por elección de la comunidad universitaria tuvo problemas y su administración fue el pretexto para la intervención del correato en la Universidad de Guayaquil.
Correa la despojó del Hospital Universitario y de sus recursos; varias decenas de millones de dólares, pagados por la empresa guayaquileña para su financiamiento, se le retuvo por parte del Gobierno del correato. En lo académico se hicieron algunas cosas interesantes, pero en lo relativo a la administración y al manejo de sus recursos, hubo un alto nivel de corrupción, que ha desembocado en recientes decisiones de la Contraloría General del Estado y aún falta por investigarse.
Las destituciones ordenadas por la Contraloría han llevado que le toque el Rectorado a la vicerrectora de Investigación, doctora Gulnara Borja, médica investigadora en Brasil por más de 20 años, traída al Ecuador por el correato, dentro del programa Prometeo, para ecuatorianos científicos que estaban en el exterior, a quien, el 2016, la asignaron a la U. de G. Sectores opuestos al correato, en su momento la cuestionaron, con argumentos que entonces fueron desechados por el Gobierno. Ahora que ella ha intentado romper el sometimiento a los del correato, se le fueron encima los que perderían poder.
El Consejo de Educación Superior, procesando toda la información que se le dé, debe resolver y hacer respetar lo que corresponda.
Los decanos que integran el Consejo Universitario de la Universidad de Guayaquil –ahora con otro nombre–, no son designados por la comunidad universitaria, sino escogidos por el rector separado.
La draga anunciada
Lo actuado sobre la draga que se decía en abril del 2018 que vendría de Holanda en julio del 2018; y, en ese mes, se informó que llegaría en octubre del 2018, evidencia ingenuidades que impresionan.
El prefecto provincial del Guayas anunció en abril del 2018 que el Servicio de Dragas de la Armada Nacional traería en julio la draga para desalojar material en sectores cercanos al islote El Palmar. Un contacto de ambas partes hasta llevó al personal a inspeccionar la draga que estaba en Holanda.
El rumor de que no existía el financiamiento para el efecto se extendió. La Armada aclaró que no había problema alguno.
El requerimiento público que efectué, para que se evidencie el financiamiento, surtió efecto. No había el financiamiento.
Con insolencia, el intermediario/tramitador, el 4 de octubre de 2018, pidió a la Armada Nacional, con copia a la Prefectura Provincial y a otras autoridades, acciones contra mí, por mis requerimientos de información. Esa persona ha sido varias veces procesada penalmente, lo que podría hacer pensar que se estaba ante un riesgo de estafa.
¿Hay un padrino de este?. Puede ser. Por lo menos en Guayaquil, el intermediario/tramitador es muy conocido. ¿Se presentará una denuncia por posible intento de estafa?
El mando naval –y luego el ministro de Defensa Nacional– verificaron lo por mí expresado.
Me parece una ligereza, que sin una previa investigación y debida reformulación del proyecto, se haya propuesto la reforma contractual que le lleva al prefecto a sostener que ya no habría adquisición de la draga con financiamiento, ante lo denunciado, por lo que habría un ahorro de USD 32,4 millones, que habrían sido los costos de intereses, por su precio. De lo que conozco se plantea un leasing que sí tiene costos financieros.
Hay que cuidarse de no hablar por hablar. Además, estando el prefecto por irse del cargo, en los primeros meses del 2019, y ofrecer que de su presupuesto lo de la draga lo pagaría la Prefectura hasta el 2023, hace recordar la frase “yo te ofrezco, espera que otro te dé”.
Estoy porque se haga el dragado por contrato de la Prefectura con la Armada Nacional, pero con transparencia absoluta, con previo examen de la Contraloría sobre lo que se está actuando y, en la parte jurídica, con el pronunciamiento de la Procuraduría.
Si para que una persona deposite más de USD 5 mil en un banco tiene que proveer mucha información, en el caso de la draga se estaba en un negocio por una suma cercana a USD 45 millones.
Ni el ministro de Defensa ni el mando naval asumieron la soberbia del correato, que para el caso se habría expresado en la frase “el contrato, va porque va”. Lo cual les agradezco.
Valorando al presidente Moreno
Creo que el presidente quiere la transparencia.
Estoy seguro de que él nada tiene que hacer en lo de la draga.
En lo de la Universidad de Guayaquil son otros los actores.
Le falta insistir en la cuantificación de los pasivos exigibles del Gobierno, del IESS y otras entidades. No hay liquidez para pagar de inmediato, así es, pero la cuantificación debe darse, para establecer instrumentos y planes de pago.
No debe seguirse tonteando a los proveedores en el Ecuador. (O)
Un maestro debe serlo con su vida, no sólo con su concurrencia a la cátedra, ni lo hace sólo un título Ph.D, u otro, que a veces se convierte en sólo patente para el ejercicio de un cargo.