Hay que remover y enterrar los cuentos del correísmo. Eso es lo que llamo el “des-cuento”. El principal cuento del correísmo es que el advenimiento del sol verdoso y mal encarado del caudillo significaba el fin de “la larga noche neo-liberal”. Este y otros mitos no fueron un error de las mentes opacas que conformaron ese régimen. No. Fueron una creación intencional, seguramente pautada por asesores internacionales, con el propósito de instaurar un Estado totalitario. Pudimos ver en vivo a la fórmula de Orwell aplicándose en la realidad: “Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”. Hubo un intento masivo de falsificar toda la historia nacional, especialmente la de las últimas décadas. Los investigadores Aparicio Caicedo y Arianna Tanca aportan a este des-cuento con datos y contenidos en un texto que titulan Noche larga No liberal, con la premisa de buscar “la realidad tras el mito populista”.

Comienzan preguntándose ¿qué es lo neoliberal? Encuentran que los detractores de esta supuesta doctrina engloban con ese calificativo cosas dispares. Así han sido neoliberales todos los presidentes ecuatorianos desde Febres-Cordero hasta Correa, como lo dicen sobre todo los correístas arrepentidos. Neoliberales son las medidas proteccionistas y los intentos de apertura comercial al exterior; neoliberal es la desregularización bancaria y la intervención en el mercado financiero; queda claro que se trata de un calificativo sin ningún valor científico y ni siquiera con utilidad conceptual. Caicedo y Tanca concluyen que finalmente “neoliberal” sería todo lo que no le gusta a determinado autor. Por eso asumen que seguramente lo que quieren decir es “liberal” a secas. Pero demuestran que en Ecuador no hubo ninguna apertura liberal, no se realizó ninguna privatización importante, no nos abrimos al comercio mundial, el rol del Estado siguió siendo preponderante. “Dónde está entonces la entrega al libre mercado y la ortodoxia fiscal por la que se rasgaron las vestiduras los voceros de la izquierda?”. Terminan preguntando, para responderse que todo fue una red de mentiras. Anotan, y no hay que olvidarlo, que la oposición a las reformas fue apoyada de manera entusiasta por la derecha conservadora.

El feriado bancario existió, no fue un mito. A mí no me lo van a contar. Pero los cronistas del correato lo hacen aparecer como resultado de la desregularización cambiaria. Se lo ha pintado como resultado de la perversidad de toda, de toda, la banca privada. Incluso se hicieron tres películas, bastante soporíferas, para hacer prevalecer la interpretación correísta de ese trágico suceso. Caicedo y Tanca demuestran que, en realidad, el atraco que llevó al feriado bancario fue producto de la permanente manipulación del mercado financiero por parte de los gobiernos. A lo que debe añadirse la insuficiente supervigilancia y el desacertado impuesto al cheque, que condujo al retiro de importantes capitales del sistema bancario. En todo caso, esto no tiene nada de liberal. Son necesarios nuevos estudios, nuevas publicaciones y un fuerte esfuerzo conceptual para recuperar la historia reciente, enfrentarnos con la verdad y asumirnos como sociedad. (O)