El mundo es de los emprendedores. Y soy un convencido de que es en las aulas donde nacen los empresarios, los líderes del futuro. Porque emprender no solo tiene que ver con las empresas como tales. Es darle forma y vida a una idea.

Emprender es crear. Y el ser humano tiene implícita en su psique la semilla de la creatividad. Yo estoy seguro de que el ser humano es emprendedor por naturaleza. Es creativo, innovador y tiene a diario numerosas y excelentes ideas. Pero se necesita tener una actitud de liderazgo y disciplina en los negocios para convertirlos en proyectos exitosos.

Allí es cuando entra a escena la formación y el ojo del maestro para descubrir y encaminar a esos futuros empresarios, futuros líderes. Pero no pensemos que la educación o formación sobre emprendimiento es solamente parte del pénsum universitario. De hecho, a un emprendedor se le debe formar desde la infancia.

¿Qué es lo que hay que apoyar en las aulas, aun cuando el alumno sea un preescolar? Una de las cosas más importantes es volverles capaces de ver oportunidades donde otros no las ven. A volverse capaces de tomar riesgos. A aprender a tener tolerancia al fracaso y a confiar en su capacidad de aprendizaje y conocimientos como base de su éxito.

Constantemente nos quejamos de la falta de oportunidades laborales. Pero la única manera de hacer que los jóvenes puedan tener asegurado un puesto de trabajo es que sean capaces de crearlo.

La clave de lograr esto desde edades tempranas está en el maestro y su habilidad de distinguir ciertas habilidades, llamadas soft skills, propias de cada persona y que, sin duda, favorecen el proceso del emprendimiento. Luego viene y es necesaria una formación paralela que permita que esa pequeña persona adquiera los conocimientos y el desarrollo de habilidades relacionadas con el emprendimiento.

Pero no debemos perder de vista que para fomentar el emprendimiento, en las aulas se necesita generar un refuerzo de la inteligencia emocional y de la autoconfianza. Y es importante que se les enseñe a establecer y lograr las metas, y desarrollar aptitudes como la empatía y actitudes como el optimismo. Cada una de esas habilidades va sumando y va aplanando el camino hacia un emprendimiento futuro exitoso.

El emprendimiento en la educación toma cada vez más fuerza. El hecho de formar jóvenes más activos, capaces de crear proyectos y llevarlos a cabo no solo beneficia su propio éxito, sino que también ayuda a crear una sociedad más emprendedora e innovadora.

Los educadores tenemos que dar un paso adelante, ser ejemplo de esta mentalidad de emprendimiento para poder inspirar a nuestros alumnos. Constantemente nos quejamos de la falta de oportunidades laborales. Pero la única manera de hacer que los jóvenes puedan tener asegurado un puesto de trabajo es que sean capaces de crearlo. (O)

* Analista financiero.