Dentro del programa de reducción del tamaño del Estado, se eliminaron los ministerios coordinadores, y ahora se fusionarán otros ministerios, en búsqueda de un ahorro importante en cargos administrativos redundantes, más no en servicios. La alarma de las organizaciones de derechos humanos por la desaparición del Ministerio de Justicia se disipará cuando quede claro que los servicios que presta los asumirá el Ministerio de Política y Derechos Humanos.

Las fusiones tienen la ventaja de reducir el gabinete a un tamaño más funcional, y relegan cierto grado de diferencias para su resolución dentro de un ministerio, sin llegar a gabinete.

Pero dada la propensión del Estado a regular todo, y la conflictividad consiguiente, la medida tiene algunas consecuencias inconvenientes. Veamos algunas:

-Comercio Exterior absorbe Industrias. Desde 1970, con la firma del Acuerdo de Cartagena, el Ecuador ha sido fiel devoto de la sustitución de importaciones, y los sectores exportadores han debido batirse con políticas económicas más bien hostiles. El comercio exterior estaba supeditado a objetivos industriales y de política exterior. Hoy, ante la necesidad de generar divisas, comercio exterior adquiere preeminencia. Ahora son las actividades industriales para el mercado interno las que quedan expuestas a cambios repentinos y desfavorables en su entorno. Desaparecería la política industrial que impulsaba la ministra Eva García.

-Agricultura incluirá Acuacultura y Pesca. Agricultura es una actividad micromanejada por las autoridades: algunos productos tienen topes de precio para subsidiar al consumidor; otros, precios piso para favorecer al agricultor; el banano, a pesar de que el precio de venta lo fija el mercado internacional, y el maíz, que encarece al alimento balanceado, pollo y carne de cerdo. La fijación de precios genera conflictos que desgastan a los ministros, que duran poco. En cambio, Acuacultura y Pesca son actividades de exportación, pilares de la balanza comercial, sus precios los determina el mercado internacional. Ya no van a tener un integrante del gabinete que vele porque las políticas públicas no vayan en su detrimento. Mejor sería que vayan a Comercio Exterior.

-Medio Ambiente absorbe a la Secretaría del Agua. En principio, inobjetable, puesto que contribuye a simplificar trámites. Humberto Cholango ha sido un eficiente secretario del Agua. Aunque surge la preocupación que habiendo sido presidente de Ecuarunari, y siendo Ecuarunari quien lidera la oposición a la minería metálica, que se frene la concesión de licencias ambientales y asfixie al incipiente auge minero.

-Hidrocarburos ya está absorbiendo Electricidad y Minería. El problema radica en que Electricidad es un desastre que requiere atención a tiempo completo mientras que minería es un sector emergente que enfrenta duros enemigos que bregan por su fracaso. El ministro tendrá que triplicarse.

Todo esto más otras fusiones permitirán suprimir unos mil cargos administrativos. Pero no se menciona la fusión que más beneficios traería: la de Petroecuador y Petroamazonas. Mientras que México tiene Pemex y Brasil Petrobras, nosotros tenemos dos petroleras, ambas con un exceso de personal administrativo. Que se contrate una consultora internacional especializada en fusiones empresariales. En tres meses completaría su trabajo y en lugar de dos empresas de 10.000 empleados cada una, tendríamos una de 12.000. Ahorro de 8.000 sueldos petroleros. Ese sí sería un ahorro significativo. (O)