La reunión programada entre los mandatarios de EE.UU. y Corea del Norte para llegar a un entendimiento que lleve a bajar las tensiones entre los dos países y de eliminar la carrera armamentista nuclear de la nación asiática ha generado grandes expectativas porque puede llevar a alcanzar un ambiente de paz en la región y eliminar uno de los últimos bastiones de la Guerra Fría que quedan en el mundo.
El deseo de conseguir la paz y limitar las carreras de armamento no es un anhelo reciente. Algunos antecedentes en el pasado siglo se deben rastrear en el llamado Pacto de Locarno de octubre de 1925 y firmado por varias naciones europeas, como Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, entre cuyos puntos se establecía la delimitación de fronteras, el arbitraje como instrumento para dirimir conflictos, garantizar la paz y desterrar el fantasma de la guerra.
Con el fin de la II Guerra Mundial vino el equilibrio de terror de las armas nucleares que poseían las dos potencias más importantes del mundo en ese momento EE.UU. y la Unión Soviética. Para alejar la amenaza de una posible guerra nuclear, los jefes de Estado de las dos naciones mantuvieron varias conversaciones que llevarían a firmar varios acuerdos que propondría un desarme y la limitación de la carrera armamentista. En 1972, los dos países firman el Tratado de Antimisiles Balísticos que impide el despliegue de armas nucleares en el espacio y pone límites al sistema antimisiles. Este tratado sería el embrión de los llamados Acuerdos Salt I y II, firmados entre 1972 y 1979, que limitaría el número de armas estratégicas. Para la década de los noventa las dos potencias en nuevas conversaciones firmarían los acuerdos Start I y II y III, este último firmado en el 2010 por Barack Obama y Dimitri Medveded, que conlleva a la reducción de sus arsenales nucleares. Estos acuerdos han logrado mantener un relativo equilibrio en cuanto a armas nucleares en Europa y da tranquilidad al mundo que ve con optimismo el alejamiento de un desastre bélico nuclear. Hoy se espera que ese optimismo se refleje en las conversaciones entre Donald Trump y Kim Jong-un y se aleje el fantasma de la guerra de esa parte del mundo. (I)
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