Muy explícito su pensamiento de que los pueblos pueden perdonar los errores pero no deben permitir que se les mienta. También su frase impactante, contestando a Correa, sobre sus juegos de cifras, para intentar justificar lo de la mesa servida: “…puro maquillaje”.

¿Maquillaje de cifras?

Yo diría que, más que maquillaje, se trata de acumulación de mentiras en las cifras y de ocultamiento de estas.

Para lo primero, hubo la audacia de expedir textos legales para falsear la verdad. Por ejemplo, en lo que debe definirse como deuda interna pública. Por años, la ley tenía mención expresa que se incluía en esta la que se tenía con el IESS, el Banco Central y otras entidades del sector público y que consideraba la existente a cualquier plazo, como deuda pública, cuyo gran total no debería exceder del techo del 40% sobre el producto interno bruto –conjunto de bienes y servicios producidos– en el período respectivo.

El 2010 se dictó el Código Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas que elimina las precisiones de lo que se consideraba deuda pública interna –supuestamente por innecesaria– y explícitamente se excluyó del carácter de deuda, para el efecto indicado, a “cualquier título valor menor a 360 días”.

¿Por ley se podrá establecer que no se entenderá noche –sino día y con sol– el tiempo entre las 21:00 y las 23:59 minutos? Esto será noche, aun cuando la ley diga lo contrario. Igual, la deuda es deuda, aun cuando se diga que no lo es.

El pretexto

Que los títulos excluidos solo representarían flujos de liquidez que se extinguirían por pago cumplido a menos de 360 días. Su nombre: Certificados de Tesorería (Cetes).

Los Cetes son usuales en países que tienen moneda propia que emite su Banco Central –como cuando había sucres, o los bolívares de Venezuela–, liquidables dentro del mismo ejercicio anual, esto es que no pase de un año a otro.

En el Ecuador el Banco Central del Ecuador (BCE) no es de emisión de moneda, maneja fondos de terceros, siempre en moneda extranjera, por la dolarización, entre estos, los de entidades del sector público y los encajes bancarios, cuales son segmentos de todos los depósitos de particulares en los bancos privados que deben trasladarse al BCE. Sobre estos, hizo caída y limpia el Gobierno del correato, mediante Cetes, que no se extinguían a menos de 360 días, sino que se sustituían –siempre incrementándose– por otros.

Las mañoserías de la prepotencia

En el desborde de esta, al emitir Cetes no lo hicieron como su ley mañosa estableció, por plazo “menor a 360 días”, sino a 360 días, con lo que, por un día, toda la emisión de Cetes debió registrarse como deuda pública, esto a más de la práctica indicada del no pago de los Cetes, sino su sustitución.

“…los pueblos pueden perdonar los errores, pero no deben permitir que se les mienta”, Lenín Moreno.

En su propio entrampe, Correa dicta el Decreto Ejecutivo 1218 –en octubre del 2016–.

Dos son las mañoserías fundamentales de este Decreto: sin ser reforma legal, se excluye de ser considerados deuda pública, a los Cetes “a 360 días” para tratar supuestamente de corregir las emisiones ya producidas; e, invocando un Manual de Estadísticas del FMI del 2014 –con varias versiones de años anteriores– dice leer lo que este no expresa y “consolida” la deuda pública interna –mejor explicado, borra lo que el Gobierno le debe al IESS, al Banco Central y a otras entidades del sector público, a fin de declarar menos deuda de la realmente existente–, para seguir endeudando al Ecuador en condiciones onerosas.

Cualquiera que lea el Manual –y dé su opinión honesta– no podrá tener duda alguna de la falsedad de lo sostenido por Correa. El propio FMI ya lo ha expresado.

Tragada la liquidez de terceros en el BCE, por los Cetes, en mayo del 2017, se le impuso al Banco Central del Ecuador recibir las acciones de tres entidades financieras del Estado, acciones que solo tienen el nombre de tal, porque no son cedibles para recuperar la liquidez que era de terceros, ni tienen voto para decidir en tales entidades, por la suma de USD 2.136,5 millones.

Los preamarres de petróleo

Inicialmente, más que el dinero de las denominadas preventas, le interesó al correato que se controle la comercialización del petróleo del Ecuador, por las empresas chinas, que siempre le cedían sus derechos a terceros, a precios con fórmulas y prácticas que quedaban fijados por debajo de los del mercado. ¿Quiénes y cómo se convertían en beneficiarios reales?, aún no se sabe, a más de los que prestaban sus nombres o membretes.

Los anticipos de las empresas chinas –luego de Tailandia– causaban intereses elevados, por las supuestas preventas, su liquidez era controlada, pasaban las formalidades de los créditos, conocimiento del Comité de Deuda y Financiamiento, tenían la responsabilidad contingente del Estado y se sometían a arbitraje en Londres.

Los atrasos en los pagos

Desde el correato, los proveedores han sido forzados a no facturar, por miles de millones de dólares, mientras no se les autorice desde las respectivas entidades estatales.

La información oficial de atrasos solo recoge lo facturado, no lo que aún no se factura, que es varias veces lo facturado.

Súmense los atrasos por miles de millones que se le deben al IESS, entidad a la que Correa colocó cerca de lo acontecido en Nicaragua, donde la quiebra de la seguridad social ha llevado a la reacción nacional contra la mafia del siglo XXI.

Presidente Moreno, la verdad debe transparentarse, a cualesquiera montos a que se llegue. Usted no debe dejarse arrastrar por las mañoserías de su antecesor y de quienes son sus rezagos. El Ecuador le deberá dar tiempo para una racionalización de pagos, una vez establecida la verdad de la deuda pública. (O)