Veinte menores entre 4 y 12 años ingresaron el primero de enero al hospital Francisco de Icaza Bustamante por quemaduras, causadas por petardos y similares juegos pirotécnicos. Quince tienen quemaduras de tercer grado y tres de ellos quemaduras oculares. Cifras parecidas maneja el hospital Roberto Gilbert, al cual condujeron a una niña que perdió un ojo debido a un silbador.

Año tras año y a pesar de las campañas que se realizan, los problemas son los mismos en lo que se relaciona con daños directos a personas. Hay, además, los daños al medio ambiente, ya que, incluso en áreas protegidas o cercanas a ellas, como son las zonas de esteros y manglares y las de bosques y cerros, donde además hay una rica fauna, sin ningún respeto, ni sentido de la necesidad de defender el ambiente natural que nos rodea, se produce alta contaminación por el ruido y los gases tóxicos de los juegos pirotécnicos.

Es cierto que ha sido una tradición en la ciudad, pero también es verdad que cada vez son más peligrosos y cada vez conocemos más el daño que causan, y resulta inadmisible que por el placer o distracción de pocos, muchos sufran las consecuencias. De una vez por todas, hay que tomar decisiones radicales y hacer respetar las leyes u ordenanzas al respecto. (O)