El magisterio del papa Francisco ilumina el recorrido concreto de la vida personal y social. ACI Prensa publicó orientaciones de Francisco en una reunión realizada en el aula Paulo VI, en diálogo con exalumnos de colegios de jesuitas de Italia y Albania.

Recojo sus palabras, porque iluminan el paso que los ciudadanos estamos por dar en Ecuador. Escribo las palabras del papa entre comillas (“”), contextualizadas, aplicadas al momento cívico ecuatoriano.

Francisco afirmó: “Es una obligación del cristiano involucrarse en la política, aunque a veces sea ‘demasiado sucia’, porque estando en ese ámbito se puede trabajar en el bien común”.

Según el magisterio de la Iglesia, la política es búsqueda del bien común. Ensucian la política quienes, parapetándose en ella, con disfraces y con abuso del poder, la desvían del bien común.

El bien común está enfermo, porque nuestras aulas escolares y nuestro ejemplo han alejado los valores humanos. -Transparencia Internacional coloca a Ecuador entre los países más corruptos. -Papeles de Panamá. -Odebrecht. -Petroecuador... son los paneles conocidos del inocultable monumento construido a la coima.

Mirarlo motiva a hacer política, desmontándolo con el cultivo de valores humanos: verdad, justicia, libertad, responsabilidad, creatividad. Estos valores debieran ser patrimonio de todos los ciudadanos y partidos políticos.

Es comprensible que unos ecuatorianos demos más importancia a unos valores que a otros; pero todos los valores debieran importarnos a todos. Los sacerdotes, sin renunciar al personal énfasis en unos valores, hemos de respetar el énfasis con el que los ciudadanos los cultivan en sus partidos.

Pedir que se respeten los valores humanos no debiera molestar a nadie. Es obligación de todos mirar lo positivo y lo negativo (¿Ideal difícil de alcanzar?). Valoremos a los políticos, de acuerdo con la objetividad de sus programas, alejándonos de aquellos en los que descubramos engaño. El tiempo de campaña electoral debe ser tiempo especial para reflexionar y de actuar como adultos, votando libremente. Estamos frente a dos actitudes: por un lado, acusar sin pruebas, al menos, de probabilidad. Por otro lado, lavarse las manos y ocultar las pruebas son indicio de culpabilidad: “Quien nada debe, nada teme”.

Importa desvanecer acusaciones, para no dejar grandes dudas antes del 19 de febrero. El ciudadano mejor informado puede contribuir al bien común.

Hay ciudadanos que, por pereza de pensar, de investigar la realidad, votan en blanco, o anulan el voto, no sirven al bien de la patria. Estos ciudadanos, al menos, oigan las palabras del papa Francisco: “Debemos inmiscuirnos en la política, porque la política es una de las formas más altas de caridad, porque busca el bien común. Los laicos cristianos deben trabajar en política… Alguno dirá que no es fácil. Otro dirá la política es sucia. Es sucia, porque algunos ciudadanos no se han involucrado en ella con espíritu cristiano, es decir, para servir”. “Falta al deber, lavándose las manos, culpabilizando a otros de los males sociales”.

“Los ciudadanos no jueguen a Pilatos”. No se guíen por regalos y promesas. Recíbanlos y voten libremente:

¡El voto es secreto!

(O)