Terminada la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos bloques: el uno liderado por Estados Unidos y sus aliados de Occidente, bajo la organización de la OTAN, y el otro liderado por la Unión Soviética y sus aliados del Este, bajo la organización del Pacto de Varsovia.
En 1946, EE. UU. crea la Escuela del Caribe del Ejército de los Estados Unidos; según sus mentores, su misión era “fomentar o servir como instrumento para preparar a las naciones latinoamericanas a cooperar con EE. UU. y mantener así un equilibrio político contrarrestando la influencia creciente de organizaciones políticas de ideología marxista o movimientos de corte izquierdista”. Todo ello en un nuevo marco internacional de la Guerra Fría entre potencias aliadas y la Unión Soviética.
En 1963, la escuela se reorganizó bajo el nombre oficial United States Army School of the Americas (Usarsa), o más conocida como Escuela de las Américas, y funcionó en Fork Gulick, en la zona del canal de Panamá. En 1984 abandonó definitivamente la zona del canal, bajo los términos del Tratado del Canal de Panamá, y se reorganizó en Fort Benning, en Georgia (EE. UU.). En 2001 adoptó el nombre actual de Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad.
Desde su creación esta escuela, financiada por EE. UU., ha entrenado a más de 60 mil militares de casi todos los países de América Latina; de sus egresados, como todos los institutos, civiles y militares, ha habido de todo: brillantes, mediocres; militares que han abusado de su poder y también aquellos comprometidos con la suerte de sus pueblos.
El presidente Correa, en junio del 2012, señaló: “Por escrito estoy ordenando que ni un solo soldado más de la patria vaya a esa escuela de triste recordación” y el entonces canciller Patiño, ahora ministro de Defensa, declaró: “Ecuador dejará de enviar a militares a la antigua Escuela de las Américas, una institución estadounidense donde se han entrenado soldados latinoamericanos acusados de violaciones de los derechos humanos”.
Ahora, la alternativa de los militares, al menos de los países miembros de esa extraña y perturbadora organización conocida por su nombre inicial Alianza Bolivariana para América o ALBA, serán obligados a recibir ‘entrenamiento’ y ‘adoctrinamiento’ en la Escuela Militar de Defensa y Seguridad que está funcionando en Bolivia desde el 31 de mayo de 2011 y que en su inauguración tuvo como invitado especial al ministro de Defensa iraní.
Se ha dicho que dicha escuela se regirá por una doctrina antiimperialista y socialista y que constituirá una nueva identidad regional. No hace falta mayor análisis para saber que la formación de los militares que asistan a esa escuela tendrá un sesgo ideológico de extrema izquierda y que será altamente politizada; ahí estarán para impartir su doctrina “antiimperialista” y “socialista” instructores cubanos, venezolanos, nicaragüenses, iraníes, chinos, rusos, etc.
Sobre la Escuela Militar de la ALBA no se han pronunciado ni el presidente Correa, ni su ministro de Defensa, Ricardo Patiño. (O)
* Coronel (r).