Hoy celebramos el Día de la juventud ecuatoriana. Si nos ponemos a indagar en la historia, concluimos que los grandes líderes adultos que han impulsado cambios positivos empezaron sus luchas en su juventud promoviendo importantes cambios sociales, investigaciones, etcétera, de los que ahora nos beneficiamos con ciencia, tecnología, artes; entre otros ámbitos que son atracción de las actuales generaciones.

Jóvenes, reconozcamos nuestro trabajo que venimos haciendo a modo de estudiantes, profesionales, etcétera; dejemos de lado los individualismos, egoísmos, antivalores; esto demostrará que atrás quedan esos liderazgos que buscan brillar sin importar a quiénes hacen que caigan, o servirse de los demás. Ser jóvenes es plantearnos retos, y las caídas enfrentarlas con optimismo. El principal rol de las nuevas generaciones debe ser mejorar lo existente, ser integradores, solidarios y gestores de mejores días. El Ecuador nos quiere activos, capaces y sobre todo libres. Aplaudamos el bien que se hace en el país y discutamos lo que nos está perjudicando; dejemos de seguir deambulando en ideologías que reprimen y no caer en el error de “lucirnos” con discursos de solo críticas a otros. Hacernos escuchar es importante, pero es fundamental que tenemos que construir una vida mejor. Hemos ganado presencia en los discursos de los políticos, pero en las políticas públicas nos siguen imponiendo modelos nada planificados, sigue siendo mito la ley de la juventud, los valores morales, las aspiraciones de desarrollo y de trabajo. Esperamos mucho de las autoridades y ellas se olvidan que con nuestro voto les encomendamos construir la accesibilidad de nuestra generación a la sociedad, y permitirnos ser útiles y no dominados. Jóvenes, actuemos con ética, solo así la vida cambiará, no esperemos ser adultos para ser ejemplo. La vida se la hace en el día a día y si no es ahora, no es nunca. (O)

Álex O. Cárdenas Rodríguez, 26 años, ingeniero comercial; Loja