Hace unos dos o tres meses fue noticia en la prensa escrita y hablada el caso en Guayaquil de una señora que fue asaltada y baleada en el abdomen, el proyectil se alojó en el páncreas (órgano sumamente delicado); fue hospitalizada, tratada en un nosocomio, pero por causas ajenas fue trasladada a otra casa de salud. Su lesión se complicó con un abceso pancreático y lamentablemente falleció. Era de observar, como es natural, las lamentaciones de los deudos, entonces se escuchaba acusar de negligencia médica. Pero del asesino del que asaltó y baleó a la víctima nadie se acordaba, nada se dice, al menos no lo he escuchado.

Y qué dicen de las propagandas sin rubor que realizan brujos que ofrecen en combos curar enfermedades orgánicas, hasta cáncer y hacer volver al ser amado “amaestrado” cuando este se ha ido buscando otro amor; en Machala uno de estos engañaba y abusaba de señoritas estudiantes, gracias a las denuncias de los compañeros fue procesado y sentenciado. Los demás, muy bien gracias. Si mal no recuerdo, cuando fue presidente de la República el doctor Rodrigo Borja, el Ministerio de Gobierno dictó un decreto prohibiendo toda clase de propagandas de esta índole, nunca se lo respetó. ¿Y qué se dicen de dependientes de boticas o farmacias que diagostican, recetan y dosifican a los clientes que les consultan cual si fueran médicos?, nada. En la época del general Guillermo Rodríguez en su calidad de jefe supremo, también decretó que no se expenderían medicamentos sin prescripción, lastimosamente en aquel entonces hasta la prensa se puso en contra y tuvo que derogar el decreto, a mi manera de ver muy bien dictado. Ese es mi país.

Héctor Toro Loaiza,
Médico, Machala, El Oro