- Me llamo Alexis.
- ¿Cómo se escribe Alexis?
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- No sé.
El pequeño Alexis tiene 8 años y no sabe escribir su nombre. Sin embargo, conoce bien las señales con las que se comunican los miembros de una banda organizada que opera en el sector de la isla Trinitaria, en el sur de Guayaquil.
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“Yo ya he agarrado una (pistola) 38″, le dijo Alexis a Scarlett Chóez, una promotora comunitaria que en sus diarias visitas a los barrios ubicados a lo largo de la vía Perimetral ha constatado el impacto social de la criminalidad en los hogares más empobrecidos de la ciudad. El barrio Nigeria, Trinitaria, Trinipuerto, son algunos de los sectores donde ella dicta clases de alfabetización como una estrategia para rescatar a los niños de la influencia de la delincuencia y las adicciones.
El trabajo se replica en Guasmos, Cristo del Consuelo, Socio Vivienda. “Veo niños de 8 años que ya saben manejar un arma antes de saber escribir su nombre, pero no podemos vincularlos al sistema educativo porque hay madres que no han logrado inscribirlos en el Registro Civil”, cuenta Chóez, una psicóloga educativa y estudiante de Derecho que forma parte del equipo de investigadores del Comité de Derechos Humanos (CDH).
Es un Estado totalmente ausente, un Estado que falló, que perpetúa la impunidad. Hace falta compromiso con los ciudadanos, que necesitan sentir esa asistencia
Scarlett Chóez, psicóloga educativa que forma parte del equipo de investigadores del Comité de Derechos Humanos (CDH).
Patricia Reyes, gestora del conocimiento e investigación del Cepam (Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer), coincide en que la ausencia del Estado, para invertir en campañas y en prevención ha incidido en el aumento de la problemática de la inseguridad. “Si seguimos indolentes e indiferentes desde un Estado que no invierte en prevención y seguridad para la ciudadanía, seguiremos con este concepto de vidas sin importancia de las mujeres, el feminicidio se da no solo en cuerpos adultos de mujeres, sino en jóvenes y niñas”.
‘Se llevó dos TV, dos celulares, la plata y la vida de mi mamá’
La actual criminalidad que vive el país, refiere el jefe policial Wilson Torres, es inédita.
Tengo 29 años de servicio y nunca he visto una violencia tan sanguinaria, esto es un proceso histórico que no es de la noche a la mañana. La seguridad no es el objetivo, sino un medio que se va construyendo cuando se fortalezcan otros derechos como el empleo, la educación, la disminución de la desigualdad
Wilson Torres, jefe policial.
Torres explica que la vulnerabilidad del país está dada no solo por el narcotráfico, sino también por la minería ilegal, pues hay narcotraficantes que guardan su riqueza en oro. “Tenemos puertos débiles, no hay escáneres, no tenemos leyes que controlen el lavado de dinero; en cambio, tenemos un sistema financiero que puede ser muy atractivo para el crimen organizado, tenemos una moneda fuerte, pero democracia e instituciones débiles”.
El desafío, considera Billy Navarrete, secretario del Comité de Derechos Humanos, radica en la articulación de una estrategia contra la inseguridad que convoque a todas las entidades. “Espero que sea este año, es la gran expectativa contar con una articulación más fuerte, superar la dispersión, especialmente la que hay entre el gobierno central y el municipal de Guayaquil, para hacerle cara a este gran problema”. (I)