“Hay algunas bandas ahí. Hay unas que se dedican solamente a ‘subir la droga’ (al barco), pero hay otras que se dedican al manejo de vender ahí mismo dentro la zona. Entonces, uno de los problemas que tenemos es por el territorio que pelean; es ahí en donde empiezan a reclutar a más personas para que se hagan parte de ellos, porque les hace falta una persona que venda aquí, otra persona que venda allá, otra persona que venda acá”.

La descripción es parte de un amplio relato que ha recogido el Comité Permanente de Defensa de los Derechos Humanos (CDH) de Guayaquil sobre el reclutamiento forzoso de menores para el microtráfico, sicariato y explotación sexual, que se estarían dando en sectores de Guayaquil.

Allí se menciona que las bandas están fragmentadas y están compitiendo por el territorio dentro de las comunidades. Dentro de ellas, algunas personas se encargan del tráfico de drogas, mientras que otras se encargan de la distribución local.

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Además de adultos, estas bandas reclutan a jóvenes, adolescentes e incluso niños desde los 12 y 13 años, quienes se convierten en vendedores y, en algunos casos, también se vuelven consumidores.

Dentro del testimonio que ha recogido la CDH Guayaquil se alerta también de cómo las bandas están reclutando a niños y jóvenes vulnerables para vincularlos al sicariato, dentro de un reclutamiento que sería forzoso.

Bandas reclutan gente para vender droga en sectores. Archivo Fiscalía

“Sí (es forzoso); no hay otra opción. Vieron este chico que no tiene papá o mamá, pasa mucho tiempo en las calles, lo cogen y le dicen: ‘¿Sabe qué?, vamos a ofrecerle esto’. Entonces el chico, quiera o no, tiene que ceder; y si se interpone, pues, tiene sus consecuencias”, dijo la fuente a CDH Guayaquil.

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El colectivo indica, en el relato que recogió, que también se están ejecutando represalias a familias de chicos que no quieren involucrarse en bandas, lo que obliga a abandonar las casas. “Las represalias son contra la familia. Hay muchas casas en nuestro sector que están deshabitadas, han cogido sus dos tres cositas o solamente lo que tienen puesto, han cogido a sus hijos, los han sacado y se han ido”, según contó el testigo a la CDH.

A más del testimonio que recoge el colectivo, este Diario ha conocido la inquietud que existe en padres de familia del noroeste de Guayaquil, especialmente en las cooperativas de Monte Sinaí, donde bandas estarían reclutando a jóvenes.

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En esa zona, las bandas se han repartido sectores donde tratan de ejercer control no solo con el cobro de vacunas y venta de droga, sino hasta determinar quién entra o no a sus territorios.

Un mujer comentó que hay familias preocupadas debido a que bandas tratan de persuadir a jóvenes que buscan superarse, estudiando en colegios, para tratar de que se vinculen a actividades ilícitas.

A más de la venta de droga y sicariato, el relato que recoge la organización también advierte sobre otra problemática: adolescentes a las que se estaría tratando de reclutar para pasar a ser “propiedad” de los líderes de las bandas.

El CDH recoge el caso de una niña que fue herida de bala por rechazar a uno de estos líderes, y por eso muchas madres dentro de la comunidad se muestran preocupadas.

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“En algunas ocasiones, muchas de ellas terminan embarazadas y abandonadas. Algunas madres intentan ocupar a sus hijas con actividades para alejarlas de esta realidad”, según el relato que recoge el colectivo.

El relato señala: “El cabecilla de una banda de una comunidad tenía su mujer y sus hijos, pero de un tiempo para acá empezó a andar con las niñas del barrio, de 12, 13, 15 años, más o menos. No le conocí a una de 16 o de 17 (…). En cada barrio o en cada sector se conocía a una o dos que eran de la propiedad de él”. (I)