La ruptura del presidente Lenín Moreno con el correísmo en el Ejecutivo y luego con Alianza PAIS (AP) en lo organizativo hizo que el Gobierno no tuviera una mayoría sólida para respaldar sus iniciativas legales y se viera sometido a la voluntad de las mayorías móviles, según el tema que se tratara.

El bloque oficialista, que superaba las 70 curules en el 2017, se desmoronó poco a poco, para terminar en nada en el 2021.

Varias veces, la oposición del bloque correísta y parte de las otras organizaciones representadas en la Asamblea no solo impidió la aprobación de los proyectos del Ejecutivo, sino que, también, propiciaron el inicio de juicios políticos en contra de varios miembros del gabinete ministerial, en el último año.

Publicidad

Un ejemplo de esto fue el envío, por tres ocasiones, del proyecto de Ley de Dolarización. Ni en el Consejo de Administración Legislativa (CAL) el Gobierno tuvo una mayoría. Este organismo aprobó, al tercer intento, la calificación del proyecto.

El trámite de las dos leyes urgentes de Apoyo Humanitario y de Ordenamiento de las Finanzas Públicas también evidenció la dificultad del Ejecutivo para conseguir 70 votos.

Una difícil relación se prevé entre la Asamblea y el Gobierno, que entra a su último año

Sin contar con el hecho de que la corrupción en los hospitales también salpicó a algunos asambleístas, y el acuerdo legislativo entre AP, CREO y las bancadas de Integración Nacional (BIN) y Acción Democrática Independiente (BADI) e independientes también se vio debilitado.

Publicidad

En medio de todo esto, el primer trimestre de este año, Moreno presentó su renuncia a Alianza PAIS (AP) y a la presidencia del movimiento; pero la directiva de esta organización política, que representó al correísmo por una década, no se la aceptó y lo expulsó.

Ante esto, Moreno solo respondió en Twitter: “¿Cómo se expulsa a alguien que ya se ha ido? Me separé de Alianza País”. Cuatro años después, AP se queda sin piso electoral y Moreno no es parte de ninguna organización política. (I)