Ante un panorama en el que la trata de personas se ha convertido en un fenómeno hemisférico y global, Estados Unidos mantiene vigente un mecanismo que busca proteger a las víctimas que llegan a su territorio: la visa T, un estatus migratorio creado para víctimas de estas prácticas y que colaboran con las autoridades estadounidenses en la lucha contra redes de traficantes de personas.
La visa T permite a las víctimas permanecer legalmente en el país, incluso si ingresaron sin documentos, y extender beneficios a sus familiares. Esta figura se ha convertido en un recurso clave, pero su existencia aún es desconocida para muchas personas que podrían calificar, explica Kris Kobach, fiscal general de Kansas, estado que —aunque está alejado de las fronteras— aparece como un destino para estas prácticas por el peso agroindustrial que ostenta.
“No es un problema de Kansas o Estados Unidos, es hemisférico y global”, asegura Kobach a EL UNIVERSO y destaca que muchas víctimas llegan al país creyendo que están pagando a un ‘coyote’ para obtener un trabajo legal.
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El funcionario cuenta que la Oficina del Fiscal General ha creado una unidad de derechos de las víctimas, que trabaja tanto con actores estatales como privados para brindar atención integral: nutrición, apoyo psicológico, asistencia legal y económica.
“Estamos muy satisfechos con la forma en que han sabido ayudar a las personas a establecer relaciones con estas víctimas y a ganarse su confianza”, indica Kobach, resaltando la importancia de que las víctimas confíen en las organizaciones que buscan ayudarlas.
En Kansas, la lucha contra la trata de personas se articula a través de múltiples mecanismos. La Junta Asesora sobre la Trata de Personas, establecida por la ley estatal, reúne a responsables políticos, actores del sector privado y expertos en el tema para revisar constantemente las propuestas y cambios de política.
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Kobach señala que la Oficina de Investigación de Kansas (KBI, por sus siglas en inglés), que cuenta con más de 200 agentes, centraliza información sobre redes de trata y colabora con agencias federales y locales en grupos de trabajo conjuntos que buscan desarticular estas redes y llevar a cabo arrestos.
Asimismo, explicó que la educación pública también juega un papel clave, por lo que destaca la importancia de que las víctimas y la población general conozcan la visa T.
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“Si la víctima acude a las fuerzas del orden para que persigan a los traficantes, tiene derecho a recibir un estatus migratorio T, que le permite estar legalmente en Estados Unidos, incluso si entró ilegalmente, y traer a sus familiares. Es un visado realmente bueno, creado por el Congreso para incentivar a las víctimas a dar un paso al frente y ayudar a que sus traficantes vayan a la cárcel”, explica.
¿Qué estrategias son replicables en países de Latinoamérica?
Consultado por este Diario acerca de qué prácticas de Kansas podrían adaptarse a América Latina en países como Ecuador, Kobach sugiere dos estrategias: los grupos de trabajo conjuntos entre las fuerzas del orden y la asistencia integral a las víctimas.
“Estas redes de tráfico son tan grandes y se mueven a nivel internacional que no se trata solo de una ciudad, sino de múltiples jurisdicciones. En América Latina se podría colaborar entre gobiernos locales y fuerzas policiales para replicar parte de este modelo. También es clave que las víctimas conozcan los servicios disponibles y puedan acceder a asistencia financiera, legal, alojamiento y apoyo psicológico”, subraya.
De igual forma, hace énfasis en que la coordinación entre agencias y niveles de gobierno es esencial. Por ejemplo, en Kansas, los grupos de trabajo reúnen a sheriffs de condado, agentes de la KBI y de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés) para intercambiar información y ejecutar operativos contra las redes de trata.
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“Esta colaboración ha permitido reducir algunos flujos de tráfico, incluyendo la entrada de fentanilo a través de rutas que atraviesan el estado, lo que indirectamente también ha disminuido la facilidad de los traficantes para transportar personas”, detalla el fiscal.
Los servicios financiados por la Oficina del Fiscal General atendieron a 475 víctimas de trata en Kansas en el último año. A nivel nacional, en Estados Unidos, la tendencia muestra un incremento sostenido en la identificación y reporte de las víctimas de trata, así como en los esfuerzos institucionales para combatir el delito.
La Línea Nacional contra la Trata de Personas reportó más de 9.600 casos en 2023, involucrando a 17.000 víctimas. El Global Slavery Index estima que más de un millón de personas viven en condiciones de “esclavitud moderna” en el país. En este contexto, dice Kobach, la visa T se perfila como un recurso tangible que ofrece protección, acompañamiento y la posibilidad de reconstruir la vida de quienes fueron explotados.
¿Cómo solicitar la visa T?
Para quienes buscan acceder a la visa T, los requisitos son específicos, pues califican individuos que han sido víctimas de una forma severa de trata de personas, ya sea sexual o laboral, y que colaboran con las agencias del orden en la investigación o el enjuiciamiento de los delitos.
Deben estar físicamente presentes en Estados Unidos debido a su situación de trata y cumplir con ciertas solicitudes de las autoridades. En casos de menores de 18 años o personas que no pueden cooperar debido al trauma físico o psicológico, la visa puede otorgarse sin necesidad de colaboración directa.
El estatus no inmigrante T permite trabajar legalmente en Estados Unidos y, tras tres años de presencia continua, las víctimas podrían solicitar la residencia permanente. Los familiares inmediatos también pueden beneficiarse de un estatus derivado, incluyendo padres, hermanos menores de edad y cónyuges.
La oficina de inmigración de EE. UU. establece un límite anual de 5.000 visas T para víctimas principales, sin contar a los familiares derivados. No hay tarifas para la solicitud de este estatus y las víctimas pueden acceder a asistencia legal y servicios de apoyo para garantizar su seguridad y su recuperación.
Kobach subraya que aunque la visa T no es la solución total al problema de la trata de personas, sí representa un incentivo crucial para que las víctimas se acerquen a las autoridades y contribuyan a desmantelar redes de explotación.
“Muchas personas ni siquiera saben que existe este visado. Si la víctima da un paso al frente y coopera, no solo obtiene un estatus legal, sino que también sus familiares se benefician. Es beneficioso para todos en esa situación. Los malos van a la cárcel y la víctima obtiene protección legal”, apunta. (I)