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Un nuevo contrato social general, una propuesta en la ONU para reducir las desigualdades

Hay 120 millones más de pobres extremos y 114 millones que perdieron su trabajo desde que empezó la pandemia.

Mandatarios de todos los continentes han pasado por la tribuna de la sede de la ONU esta semana. Foto: EFE

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La pandemia de coronavirus ha exacerbado las desigualdades en el mundo, ensañándose con los más pobres y las minorías, dando al traste con los objetivos del desarrollo sostenible, según un informe del instituto Pathfinder de la Universidad de Nueva York, que fue divulgado este jueves y que urge un nuevo contrato social.

La prueba es que hay 120 millones más de pobres extremos y 114 millones que perdieron su trabajo, mientras que durante los 18 meses de pandemia la fortuna de los multimillonarios pasó de 8 billones a 13 billones de dólares.

Faiza Shaheen, principal autora del estudio De la retórica a la acción: haciendo posible la igualdad e inclusión, asegura que “cada vez hay más gente en todo el mundo que levanta su voz desesperadamente para tratar de cambiar la situación y mejorar sus vidas”.

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“Desde el movimiento Las Vidas de los Negros Importan hasta los colombianos que protestan por el aumento de los impuestos, los crecientes gritos por igualdad y justicia y la lamentable necesidad de una nueva relación entre el Estado y la ciudadanía se han hecho atronadores”, señala.

El informe de Pathfinder, que consta de una encuesta realizada con 17.000 personas en ocho países, concluye que el 80 % de los participantes considera que la situación va a seguir igual o va a empeorar, lo que provocará mayor “inestabilidad, injusticia y violencia”.

Las divisiones de ingresos, identidad, política o vacunación, tanto ricos como pobres, son las causas de las grietas en la sociedad.

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“La gente en todo el mundo pide nuevas formas de contratos sociales para curar al mundo dividido”, dicen los autores.

“Desigualad y exclusión no son inevitables”, y cita el ejemplo de Botsuana e Irlanda, que han logrado periodos de alto nivel de crecimiento inclusivo.

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Más vivienda social, mejores salarios y mayor solidaridad, así como reformas de instituciones como la policía, la justicia, el empoderamiento de la sociedad y el combate a la corrupción son las fórmulas para mejorar la inclusión. Y pide un esfuerzo para los que han visto sus ingresos aumentados durante la pandemia.

El informe cita el caso de Sierra Leona, que tras la guerra civil de 2002 realizó políticas inclusivas y sociales.

En cambio, Brasil, asegura, registró “avances impresionantes” para reducir la desigualdad, pero “no logró construir la solidaridad y las medidas anticorrupción para sostener los progresos”.

Como solución a este diagnóstico propone un menú con más de 20 áreas que los países pueden adaptar a sus realidades y propone a los políticos resolver las desigualdades no solo sociales, sino de género y minorías, y, sobre todo, escuchar las preocupaciones de la gente.

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El informe fue divulgado este jueves en los márgenes de la Asamblea General de la ONU que se celebra esta semana en Nueva York en el coloquio ‘Gran desafío contra la desigualdad y la exclusión’, una alianza multirregional en la que participan los Gobiernos de Canadá, Costa Rica, Indonesia, República de Corea, México, Túnez, Sierra Leona, España, Suecia y Uruguay, así como Naciones Unidas, el Banco Mundial, la OCDE, y onegés como Oxfam y Civicus. (I)

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