El ministro de Educación talibán, Habibullah Agha, defendió este lunes que la educación moderna en Afganistán debe capacitar para fabricar drones, misiles y bombas con los que proteger la religión y la soberanía frente a la vigilancia militar extranjera, principalmente de Estados Unidos.
“Salvaguardar nuestra religión es obligatorio, pero en esta era, la religión no puede ser defendida con un palo, un Kalashnikov (AK-47) o una espada. Hoy, la religión se defiende con cañones, drones, bombas pesadas y grandes aviones. ¿Cómo construirás tales bombas, aviones y misiles sin conocimiento, sin educación moderna?”, afirmó durante la inauguración de varios edificios escolares en Paktia, al este del país.
El ministro criticó la dependencia de Afganistán frente a la tecnología estadounidense, en referencia a la presencia de drones en el espacio aéreo del país, y subrayó la importancia de las aulas para enseñar “las necesidades básicas del ser humano”, entre las que incluyó tanto los estudios religiosos como el desarrollo en defensa.
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“Nuestros cielos siguen ocupados con drones de EE.UU. volando cada noche, y ni siquiera podemos derribar uno solo para evitar que regrese”, añadió el ministro talibán.
Agha pidió además no hacer caso a “la propaganda de los enemigos” que acusan al Emirato Islámico de haber convertido las escuelas en madrasas (seminarios) y de ignorar la enseñanza moderna, que consideró tan necesaria como el honor nacional o el agua para el cuerpo. “No podemos salvaguardar nuestra dignidad si permanecemos indefensos (...) Por eso, nuestra sociedad necesita la educación moderna tanto como nuestros cuerpos necesitan alimento”, añadió.
El jefe de Educación insistió en que las aulas deben servir para generar la “autosuficiencia técnica” que permita al país desprenderse de la dependencia de Estados Unidos, del que, advirtió, Afganistán necesita “hasta para medicinas y médicos”.
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El discurso de Agha se enmarca en un debate interno abierto después de que el Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio declarara que la educación moderna es “permisible” desde una perspectiva islámica, unas palabras que desataron críticas entre influyentes clérigos conservadores.
La polémica se ha visto amplificada por la reciente controversia en torno a la base aérea de Bagram, tras las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien en los últimos días manifestó su interés en recuperar la instalación militar, bajo control talibán desde 2021. El Emirato Islámico respondió advirtiendo a Washington contra “repetir experiencias fallidas” y recordando los compromisos adquiridos en el Acuerdo de Doha.
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En paralelo, el Ejecutivo talibán ordenó la semana pasada retirar de las universidades centenares de libros, principalmente aquellos escritos por mujeres o dedicados a sus derechos, además de aquellos centrados en temas como la democracia o la Constitución, al considerarlos contrarios a la ‘sharía’ y a los valores culturales afganos.
Desde la caída de Kabul en 2021, el sistema educativo afgano se ha reconfigurado bajo las directrices del Emirato Islámico, con fuertes restricciones al acceso de las mujeres a las aulas y un currículo cada vez más enfocado en la enseñanza religiosa y la interpretación de la ‘sharía’, en detrimento de materias científicas y sociales, lo que ha provocado críticas internacionales y un aislamiento establecido del país. (I)