Publicidad
Nílofar Ayoubi creció en Afganistán durante la primera era del gobierno del Talibán -de 1996 a 2001- y durante casi 10 años, vivió la vida de un niño.
Brown dijo que la comunidad internacional “puede y debe hacer más” para obligar a los talibanes a revertir esa decisión de impedir la educación a las mujeres.
Los responsables talibanes llevan el “shalwar kameez”, un pantalón ancho y una túnica tradicional, con un chaleco por encima y un turbante en la cabeza.
Se estima que unas 60.000 mujeres trabajan en el sector de cosmetología en Afganistán.
El ministerio insistió a la ciudadanía afgana a “no tocar música en las fiestas de bodas”, así como evitar grandes gastos en dichas ceremonias.
Los talibanes han prohibido que las adolescentes y mujeres asistan a clases, gimnasios y parques, y más recientemente les han prohibido trabajar para la ONU.
Funcionarios de Estados Unidos confirmaron el hecho, que se dio hace varias semanas.
La educación secundaria y universitaria está prohibida para las jóvenes afganas.
Se desconoce aún la cifra oficial de muertes.
Su período en el ejército británico es uno de los temas que comparte el príncipe Enrique sobre su vida en su autobiografía.
Grupos de mujeres han salido a protestar esta semana por sus derecho a la educación.
El martes se ordenó a todas las universidades públicas y privadas del país impedir el acceso a las estudiantes por un período indeterminado.
Guardias armados custodian las entradas a las universidades e impiden el paso a mujeres.
La educación superior para las mujeres ya tenía restricciones, como aulas segregadas por género o prohibición de algunas carreras.
Habían prometido suavizar la aplicación de la sharía tras la salida del ejército estadounidense.
La decisión la tomaron por reiteradas violaciones a las normas en Kabul.
Las mujeres que acudieron a la manifestación llevaban consigo sus diplomas y sostenían pancartas con eslóganes como “Queremos trabajar”.
El ataque fue perpetrado por un kamikaze, según los sobrevivientes.
En un desafío hacia el régimen, las mujeres, adolescentes y niñas buscan recibir la educación que se les prohíbe en las aulas.
Ningún grupo armado ha reclamado la autoría del ataque hasta el momento.