La ciudad italiana de Nápoles (sur) vivió hoy con alivio la repetición del conocido como “milagro” de la licuación de la sangre de San Genaro, su patrón, que el año pasado no se obró y fue recibido como una señal de mal augurio.
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El año pasado no se obró y fue recibido como una señal de mal augurio.
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La ciudad italiana de Nápoles (sur) vivió hoy con alivio la repetición del conocido como “milagro” de la licuación de la sangre de San Genaro, su patrón, que el año pasado no se obró y fue recibido como una señal de mal augurio.
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Y es que uno de los máximos referentes del combinado tricolor se sumó al anhelo del Niño Moi e incluso tuvo el antojo de volver a la actividad y jugar con él.
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