Como un galán francés que insistía en seducir a Penélope Kitty, así era visto uno de los personajes más populares de los Looney Toons y Warner Bros tiempo atrás. Sin embargo, la historia se vuelca cuando Charles Blow, columnista de The New York Times, publica un artículo con respecto a aspectos racistas y sexistas impregnados y normalizados en la cultura pop.