La Asamblea General de la ONU celebrará el jueves una reunión plenaria para discutir el actual conflicto entre Israel y Gaza.

Así lo anunció el lunes el presidente de la Asamblea, el turco Volkan Bozkir.

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La convocatoria responde a una solicitud de Níger y Argelia, en representación de la Organización para la Cooperación Islámica y la Liga Árabe, respectivamente, según explicó Bozkir en una carta remitida a los Estados miembros.

De la cita no se espera que salga ningún texto o decisión formal, sino que se tratará únicamente de un debate sobre los últimos acontecimientos, explicó a los periodistas el portavoz del presidente de la Asamblea, Brenden Varma.

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La reunión -en la que podrán participar los 193 Estados miembros de la ONU- llega después de que el domingo el Consejo de Seguridad de la ONU -máxima autoridad de la organización- celebrase su primer debate público sobre el conflicto.

La sesión se saldó sin resultados tangibles, pues Estados Unidos volvió a frenar este lunes una propuesta de declaración presentada tras el encuentro por China, Noruega y Túnez pidiendo un alto el fuego.

Washington, el principal apoyo de Israel en la ONU, ya había bloqueado la semana pasada otras dos propuestas tras sendas reuniones a puerta cerrada del Consejo y defiende que un pronunciamiento de este órgano no sería útil en estos momentos.

“Tal y como hemos comunicado consistentemente a los miembros del Consejo durante la pasada semana, EE. UU. está trabajando en intensos esfuerzos diplomáticos al más alto nivel para tratar de parar este conflicto. EE. UU. tiene un papel para asegurar que cualquier declaración del Consejo apoye estos esfuerzos”, dijo un portavoz de la delegación estadounidense.

“Este ciclo insensato de derramamiento de sangre, terror y destrucción debe cesar inmediatamente”, imploró, en tanto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la reunión del Consejo.

Hasta ahora, el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, que ha dado su pleno apoyo a Israel y a su derecho a defenderse de los ataques desde Gaza, ha evitado pedir públicamente un alto el fuego, aunque ha ofrecido su mediación en caso de que las partes quieran negociarlo.

En tanto, las calles de Gaza permanecieron desiertas el lunes después de una nueva serie de bombardeos nocturnos del Ejército israelí, tras una semana que dejó más de 200 muertos, la gran mayoría palestinos, mientras Hamás e Israel hacen oídos sordos a los llamados internacionales de desescalada.

Los grupos armados palestinos, entre ellos Hamás y la Yihad Islámica, dispararon más de 3.150 proyectiles contra Israel desde el inicio de las hostilidades. Se trata del mayor ritmo de lanzamiento jamás registrado contra territorio israelí, precisó el Ejército, según el cual gran parte fueron interceptados por su escudo antimisiles Cúpula de Hierro.

El Ejército israelí, que asegura que el objetivo de sus bombardeos son los locales y equipos de Hamás, así como algunos comandantes y túneles subterráneos, acusa al movimiento islamista de usar a los civiles como “escudos”.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, pidió a Israel y a los palestinos que “protejan a los civiles y especialmente a los niños”, reiterando que Israel, “como democracia”, tiene un “deber especial” en este sentido.

Unos 40.000 palestinos han abandonado sus hogares, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU. Además, el Programa Mundial de Alimentos anunció una ayuda de urgencia para más de 51.000 personas en la Franja de Gaza, asolada por la pobreza y el desempleo. (I)