El presidente de EE.UU., Joe Biden, aterrizó este viernes en Corea del Sur para una visita de tres días con el foco en temas económicos y de seguridad y ensombrecida por la posibilidad de que Corea del Norte lance un misil balístico intercontinental (ICBM) o realice incluso una prueba nuclear durante su estancia.

Pese a la posibilidad de que Pionyang acabe acaparando buena parte de la atención con un test, el primer viaje de Biden a Asia -algo que le ha llevado casi año y medio desde que llegó al cargo por diferentes circunstancias, incluida la invasión rusa de Ucrania- tiene un marcado acento de cooperación comercial entre Estados Unidos y esta región, de vital importancia para Washington.

De hecho, nada más aterrizar en la base aérea de Osan, unos 70 kilómetros al sur de Seúl, Biden y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, se han ido directos a visitar una cercana planta de semiconductores de Samsung Electronics en compañía del nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, y el líder del conglomerado, Lee Jae-yong.

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Ahí, Biden ha hablado de llevar la cooperación con Corea del Sur a “nuevas cotas” y ha agradecido la decisión de levantar una planta como la que ha visitado, donde se fabrican algunos de los circuitos integrados más sofisticados del mundo, en Taylor (Texas).

Cadena de suministros

La planta texana, que estará operativa en 2024, promete fortalecer la producción global de Samsung y el acceso estadounidense a estos valiosos circuitos, reforzando así la cadena de suministros, algo cuya importancia destacó hoy el presidente estadounidense durante su visita a la fábrica y que ocupa un lugar central en la agenda.

Biden tiene previsto presentar formalmente en Tokio, a donde viaja el domingo, el Marco Económico del Indopacífico (IPEF), una iniciativa diseñada para potenciar el comercio en general, la resiliencia de las cadenas de suministro y la inversión entre Estados Unidos y Asia.

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Muchos, incluido, Pekín, creen que el IPEF busca crear una red comercial transpacífica que deje al margen a China, cuya cancillería dijo hoy que espera que el viaje de Biden sirva para estimular la cooperación y "no sea una nueva confabulación para buscar la confrontación o formar círculos exclusivos que traigan caos o disturbios a la zona".

La visita de Biden llega en un momento de continuas tiranteces con Pekín y en acogerá también, el martes en Tokio, una cumbre del Quad, el diálogo de cooperación y defensa fundado por EE. UU., Japón, India y Australia en 2007 para contrarrestar la pujanza de China en la región.

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Corea del Norte, otro tema central

Corea del Norte, que permanece aislada del exterior desde 2020 y no ha mostrado interés alguno en retomar el diálogo sobre desarme, promete ser otro de los temas centrales en las visita de Biden a Corea del Sur y Japón.

Washington, Seúl y Tokio han alertado de que han detectado preparativos de Pionyang para lanzar un misil balístico intercontinental (ICBM) de aquí a los próximos tres días.

A esto se une el que el régimen lleva meses preparando el que sería su primer test nuclear desde 2017 en Punggye-ri (noreste del país), donde según los aliados todo está ya listo a falta de que el líder norcoreano, Kim Jong-un, elija el momento preciso para detonar un artefacto atómico.

Biden tiene previsto celebrar una cumbre mañana en Seúl con Yoon Suk-yeol, que accedió al cargo hace apenas diez días y ha prometido endurecer su postura con Corea del Norte, que ni siquiera parece estar dispuesta a dialogar con Seúl y Washington ahora que está sufriendo una ola de covid en su territorio por primera vez en pandemia.

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Entre los principales temas a tratar en la cumbre, además de la adhesión de Seúl al IPEF, están las intenciones de Corea del Norte, que tras aprobar un plan de modernización armamentística ha realizado un número récord de pruebas de armas este año, y si EE.UU. debe incrementar o no la presencia de sus activos en el Sur para proteger a su aliado de Pionyang. (I)