A apenas 19 años luz de la Tierra, el sistema estelar binario Eta Cassiopeiae se ha convertido en un nuevo candidato para la búsqueda de exoplanetas potencialmente habitables.

Un estudio reciente liderado por el astrónomo Stephen Kane, de la Universidad de California en Riverside, sugiere que aunque la zona externa del sistema parece estar completamente vacía, su estrella principal podría albergar planetas rocosos en órbitas estables, posiblemente dentro de la zona habitable.

Publicidad

A simple vista, Eta Cassiopeiae aparece como un punto brillante en la constelación de Casiopea. Sin embargo, en realidad se trata de dos estrellas orbitando un centro común en un ciclo de 472 años. La mayor, Eta Cassiopeiae A, es una estrella tipo G ligeramente más masiva que el Sol, mientras que su compañera, Eta Cassiopeiae B, es una estrella tipo K con un 57 % de la masa solar.

Científicos explican cómo se formó la fusión de agujeros negros más masiva jamás detectada

Esta dinámica binaria hace que el sistema sea complejo, pero no necesariamente inhóspito para la formación de mundos aptos para la vida.

Publicidad

Sin gigantes gaseosos

Kane y su equipo combinaron datos recientes de la misión Gaia, de la Agencia Espacial Europea, con observaciones del espectrómetro de alta resolución del Observatorio Keck en Hawái. Con esta información construyeron detalladas simulaciones orbitales del sistema y llegaron a una conclusión llamativa: Eta Cassiopeiae no tiene planetas gigantes.

Las simulaciones mostraron que cualquier mundo situado a más de 8 unidades astronómicas (AU) de la estrella principal se volvería inestable debido a los tirones gravitacionales de la estrella compañera. Los hipotéticos planetas serían expulsados del sistema, convertidos en errantes planetas rogue.

Detectan una estrella compañera orbitando a una gigante roja: una pista de lo que podría ocurrirle al Sol

Por otro lado, si hubiera gigantes gaseosos en órbitas más internas, los instrumentos actuales, especialmente mediante el método de velocidad radial, a los habrían detectado. Dado que no se observa ningún indicio, los investigadores concluyen que el sistema no tiene gigantes, sin análogos a Júpiter, Saturno, Urano o Neptuno.

Lejos de ser una desventaja, esta ausencia podría ser una buena noticia. En un sistema binario tan complejo, la presencia de un gigante gaseoso con una órbita excéntrica habría perturbado gravemente a cualquier planeta rocoso en la zona habitable.

Un Júpiter que cruzara periódicamente el sistema interior sería, en palabras de Kane, una sentencia de inestabilidad orbital para los mundos pequeños. La falta de gigantes, entonces, abre una ventana de oportunidad para la existencia de planetas tipo Tierra.

Un vecindario caótico, pero habitable

La zona interior, dentro de las 8 AU, presenta un panorama más matizado. La gravedad de la compañera Eta Cassiopeiae B sigue siendo notable incluso cerca de la estrella principal, provocando que algunos de los planetas simulados deriven hacia órbitas alargadas y excéntricas.

Sin embargo, la mayoría de los planetas ubicados dentro de la zona habitable terminaron en trayectorias sorprendentemente estables.

Eso sí, no todos esos mundos hipotéticos disfrutarían de estaciones suaves. Las órbitas excéntricas podrían ocasionar variaciones climáticas extremas, con fuertes contrastes estacionales al acercarse y alejarse de la estrella. Aun así, estas condiciones no eliminarían por completo la posibilidad de habitabilidad, especialmente si los planetas contaran con atmósferas densas capaces de moderar los cambios.

Descubren una ‘fábrica estelar’ extrema que nació 800 millones de años después del ‘big bang’

Un objetivo prioritario para telescopios del futuro

Para los astrónomos que buscan exoplanetas potencialmente habitables alrededor de estrellas cercanas, los sistemas binarios suelen ser descartados por su complejidad. Pero Eta Cassiopeiae está demostrando ser una excepción intrigante.

Su relativa cercanía, la ausencia de gigantes gaseosos y la posibilidad de órbitas estables alrededor de su estrella principal la convierten en un candidato atractivo para observaciones directas con telescopios de próxima generación.

Entre ellos destaca el Extremely Large Telescope (ELT) del Observatorio Europeo Austral, que podría obtener imágenes de planetas del tamaño de la Tierra en la zona habitable de estrellas cercanas. Según Kane y sus colegas, Eta Cassiopeiae debe estar en la lista corta de objetivos prioritarios para estos instrumentos.

Por ahora, no existe evidencia directa de que el sistema albergue mundos rocosos, pero el nuevo estudio, publicado en The Astronomical Journal en octubre, sugiere que vale la pena mirar de cerca. En un universo donde los sistemas planetarios estables pueden ser raros, Eta Cassiopeiae podría resultar ser uno de los más prometedores. (I)