Los efectos del COVID-19 sobre el cuerpo humano se siguen registrando en estudios como el realizado en Francia en el que se detectaron problemas oculares en pacientes con esa enfermedad.
“Los exámenes con imágenes por resonancia magnética (IRM) han detectado anomalías significativas en los ojos de algunos pacientes en casos graves de la COVID-19″, recoge el portal europeo 20 minutos que cita un artículo que publica este martes la revista Radiology.
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La divulgación de este estudio tiene como objetivo incentivar el examen de los ojos de las personas que desarrollaron la COVID-19.
En todo el mundo, la pandemia que se inició hace más de un año ha enfermado a casi 110 millones de personas y ha causado 2,41 millones de muertes.
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En el documento que recoge los hallazgos se explica que si bien el coronavirus ataca principalmente los pulmones, también se le ha vinculado con anormalidades oculares como conjuntivitis y retinopatías que pueden resultar en pérdida de la visión, agrega la publicación.
Hallazgo
Este artículo informa de 9 pacientes (1 mujer y 8 hombres, de edad media 56 años) con anomalías en la resonancia magnética del globo ocular, obtenidas de una cohorte multicéntrica de 129 pacientes que se presentaron con COVID-19 grave del 4 de marzo al 1 mayo de 2020. 9 de 129 (7%) pacientes tenían uno o varios nódulos hiperintensos del polo posterior del globo. Todos los pacientes tenían nódulos en la región macular: 8 de 9 (89%) tenían nódulos bilaterales, 2 de 9 (22%) tenían nódulos fuera de la región macular.
Casos tratables
Los pacientes pueden mejorar el tratamiento de enfermedades oftalmológicas potencialmente graves, se lee en el resumen del documento.
“Los investigadores señalaron que se desconocen los mecanismos que llevan a la formación de esos nódulos, aunque consideran que podían relacionarse con la inflamación causada por el virus”, añade 20 minutos.
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Los investigadores también creen que el drenaje inadecuado de las venas de los ojos podría ser un factor desencadenante. Esto ocurriría por la posición boca abajo en la que se encuentran los pacientes en las unidades de cuidados intensivos por un tiempo prolongado.
Tampoco se descarta estos efectos más amplios en personas que padecen de enfermedades preexistentes como la diabetes u obesidad. (I)