Las PFAS, unas sustancias descritas como ‘químicos eternos’, ahora forman parte de nuestra vida cotidiana. Se encuentran en los alimentos que consumimos, en el agua que bebemos y hasta en nuestro cuerpo.

Sin embargo, ahora también forman parte de nuestros ecosistemas, como ha demostrado un estudio de la Universidad de Coventry. De acuerdo a la investigación, publicada en la revista científica Science Direct, por primera vez se encontraron altos niveles de PFAS en la selva de la Amazonía, en Brasil.

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Para realizar el análisis, se recogieron muestras en el Observatorio de la Torre Alta de la Amazonia (ATTO), de 325 metros de altura, situado en medio de la selva tropical a unos 150 kilómetros de la ciudad de Manaos. Luego se enviaron a Coventry, donde el principal investigador, el Dr. Ivan Kourtchev, las analizó utilizando una técnica de alta sensibilidad.

“Sorprendentemente, incluso en este entorno natural remoto, se pueden detectar niveles apreciables de PFAS”, explicó el experto en el estudio. “Si los PFAS se emitieran localmente, deberían encontrarse más abajo en la torre. Esto significa que los PFAS fueron transportados a larga distancia y que fueron traídos de algún lugar. Esto nos resultó muy desconcertante”, señaló.

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La investigación sugiere que la cercanía a la ciudad brasileña de Manaos podría explicar el fenómeno: “Manaos alberga varias actividades industriales que podrían explicar potencialmente la observación de PFOA en la Amazonía”.

Qué son las PFAS y cuáles son sus efectos

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, las PFAS son sustancias químicas tóxicas sumamente persistentes en el medio ambiente y en el cuerpo humano; es decir que no se degradan y pueden acumularse con el paso del tiempo.

Por décadas, estas sustancias se han fabricado en productos domésticos comerciales, tan comunes que cualquiera los tiene en su hogar. Existen en los sartenes antiadherentes, en las prendas de ropa, en las cajas de pizzas, en los adhesivos y en las bolsas de canguil, así como en miles de otros productos.

Aunque actualmente se están buscando alternativas a estas sustancias, las consecuencias de su uso ya se están revelando.

“La Amazonía es un lugar con una vegetación y una vida silvestre únicas, por lo que estas PFAS pueden tener un impacto en ella. Cuando nuestro cuerpo confunde esta sustancia química con nuestras hormonas, podemos volvernos infértiles y, si hay algún animal o vegetación únicos afectados, eso podría detener su reproducción”, explicó el Dr. Kourtchev.

“En ecosistemas sensibles con especies raras o en peligro de extinción, estas alteraciones pueden tener efectos devastadores sobre la biodiversidad y la supervivencia de las especies. Los PFAS también podrían afectar negativamente la salud de las personas que viven en la selva tropical”, agregó.

Unas 30 millones de personas que viven en la Amazonía estarían respirando diariamente estas PFAS. Además, estarían impactando a la flora y fauna únicas de la región. (I)