La reciente decisión de EE. UU. de no enviar a China a sus representantes diplomáticos para los Juegos Olímpicos de invierno de 2022, como medida de protesta a las presuntas violaciones de los derechos humanos cometidas por el país, especialmente en la región de mayoría musulmana de Xinjiang, aumentó los niveles de tensión que vienen creciendo entre ambas potencias en los últimos meses.

En el último año y medio, ambas naciones han vivido los momentos más conflictivos en casi 50 años de relaciones, y no se vislumbra que vayan a mejorar de manera radical ya que la política de Biden para China no es muy diferente a la que tenía el expresidente Donald Trump con tensiones y desacuerdos diplomáticos, geopolíticos, nucleares, militares y hasta por el origen del COVID-19.

Tras la última medida, China la calificó de “boicot diplomático” y dijo que EE. UU. “pagará el precio”.

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El portavoz diplomático de China, Zhao Lijian, acusó a Estados Unidos de violar el principio de neutralidad política en el deporte. El evento se realizará del 4 al 20 de febrero de 2022.

“El intento de Estados Unidos de interferir en los Juegos Olímpicos de Invierno debido a su prejuicio ideológico, basándose en mentiras y rumores, solo pone de manifiesto sus dañinas intenciones”, dijo Zhao y volvió a calificar de “mentira del siglo” las acusaciones occidentales sobre la situación en Xinjiang.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. Foto: EFE

El Gobierno ruso también reaccionó a la decisión estadounidense y consideró que la cita deportiva “debería estar libre de política”, registra Efe.

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Por su parte, en EE. UU. la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, justificó la decisión del gobierno de Joe Biden.

La funcionaria alegó que, si la delegación asiste, “la representación diplomática estadounidense trataría estos Juegos como si nada hubiera pasado, a pesar de las flagrantes violaciones de los derechos humanos y las atrocidades de China en Xinjiang” y que simplemente no pueden hacer eso”. Aclaró que los atletas sí asistirán y que cuentan con todo el apoyo.

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Varias organizaciones de derechos humanos acusan al Gobierno del presidente Xi Jinping de haber internado al menos a un millón de musulmanes uigures en Xinjiang en “campos de reeducación”.

Las autoridades chinas denuncian sistemáticamente la “injerencia” de los occidentales, asegurando que son “centros de formación profesional” para apoyar el empleo y combatir el extremismo religioso, refiere El País.

Defender la autonomía de Taiwán, es otro punto con el que EE. UU. presiona al gigante asiático y analistas lo califican como el potencial catalizador.

China reclama su soberanía, en medio de rechazo de la gente de la isla que quieren conservar su próspera economía y su política democrática. Mientras que los norteamericanos son su principal exportador de armamento.

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La tensión radica en que aviadores chinos realizan frecuentemente incursiones alrededor del espacio aéreo taiwanés y en que pequeños grupos militares estadounidenses entrenan a los soldados locales desde hace más de un año, además de tener buques navegando regularmente, recoge France 24.

El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, ha advertido a China que adoptará todas las acciones posibles, tanto disuasorias como diplomáticas, para garantizar que no se anexione a Taiwán por la fuerza.

Demócratas y republicanos han coincidido en que China es ahora la mayor amenaza para la seguridad nacional que enfrenta Estados Unidos por tener como objetivo suplantar al país como primera potencia mundial, algo en lo que están de acuerdo diferentes expertos.

El analista internacional Oswaldo Moreno coincide que “la intromisión y acciones de EE. UU. sobre todo con Taiwán” es uno de los puntos más críticos de la fragmentada relación.

Imagen de archivo de un grupo de soldados taiwaneses en unas maniobras militares en la base in Hsinchu, Taiwan. Foto: EFE

Manifiesta que el problema de EE. UU. con China, además de militar y geopolítico, es de tipo comercial.

“Vemos el caso de Rusia, que es un competidor militar, pero no es uno comercial ni económico, cosa que si lo es China. EE. UU. está cada día más cerca de perder su dominio, su hegemonía como potencia única y ante esta caída de poder, los chinos han llegado a ser el competidor directo en ese campo”, apunta.

Moreno considera que, en un futuro no tan lejano, China logrará ser el contrapeso de EE. UU., como alguna vez lo fue la Unión Soviética y destaca que, el apoyo que recibe de Rusia, le ha permitido formar un bloque en el oriente.

Michel Leví, analista internacional y coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar, también encuentra una similitud entre las actuales tensiones entre ambos países con las tensiones que existieron algún día con la URSS y dice que Rusia también puede entrar en la pelea junto a China y EE. UU. por el liderazgo mundial.

El que estas tensiones se deriven a conflictos o sanciones más fuertes impactarían rápidamente la economía mundial. Por el mar de China Meridional anualmente, entre un quinto y un tercio del comercio marítimo mundial, incluido el 30 % de todo el comercio petrolero.

Y si se dan consecuencias de tipo militar también serían catastróficas.

Leví dice que antes no se hablaba de las Fuerzas Armadas de China y de su capacidad de respuesta militar, porque no eran un problema, pero que ese escenario ha cambiado notablemente.

“China tiene ahora una gran capacidad y poder militar con el que le pude disputar a cualquier otra potencia en donde sea, tiene una capacidad de movilización y demás”, apunta.

El presidente de China, Xi Jinping, en una imagen de archivo. Foto: EFE

En el caso de EE. UU., refiere que llegar a ese tipo de situaciones es complicado porque los esfuerzos militares implican grandes egresos financieros y ese es fue uno de los principales motivos por el que el país se retiró de Afganistán y de Irak.

Moreno, por su parte, manifiesta que “una contienda militar sería la destrucción total, tanto de las potencias occidentales como las del lejano oriente.

“No creo que una salida militar sea la vía… y en lo económico… China no creo que esté buscando de alguna formar perder ese espacio que están ganando a nivel económico en el mundo, EE. UU. debe replantearse lo que ocurre y ceder”, subraya.

Rusia quiere que la OTAN no se expanda en Ucrania, un compromiso que EE. UU. no ha cumplido, resalta Moreno y dice que China busca la no intervención en asuntos internos.

En el tema de Taiwán considera que ese territorio, tarde o temprano, va a volver al dominio de China, algo similar a lo que sucedió con Hong Kong, que regresará en 2047, y que dejó un mal precedente para esas regiones que solicitan el modelo de un país, dos sistemas. (I)