En China, el país más poblado del mundo, a finales de la década de 1970 las autoridades descubrieron que la población rozaba los 1.000 millones de habitantes, casi el doble que en 1949 (cuando los comunistas llegaron al poder), y en respuesta impusieron la política del hijo único de la mano de fuertes multas para quienes la infringieran. Tuvieron que pasar más de 35 años para que sus ciudadanos puedan ver cambios y autorizaciones para tener más hijos, sin embargo, la natalidad no ha vuelto a despegar.