China modificó sus compras de soja y eligió a Brasil como su principal abastecedor en lugar de Estados Unidos. Los aranceles impuestos por la administración Trump llevaron a Pekín a reducir más de la mitad sus adquisiciones de grano estadounidense, redirigiendo 27 millones de toneladas hacia Sudamérica.

Brasil se consolidó como el gran beneficiado gracias a una cosecha récord de 171,5 millones de toneladas en 2024/25. Con esa producción, el país logró cubrir el 71 % de la demanda china, según cifras de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab).

Publicidad

Las exportaciones brasileñas al gigante asiático alcanzaron 42,26 millones de toneladas en los primeros siete meses de 2025. Este volumen representó el 95 % de la demanda prevista por Pekín hasta octubre y dejó en evidencia la creciente dependencia de China de Sudamérica.

Mientras Brasil celebra, el panorama es muy distinto para Estados Unidos. Los agricultores reportan pérdidas graves, con casos en Dakota del Norte que superan los 400.000 dólares por explotación. La Asociación Estadounidense de la Soya advirtió que los productores están al borde de una crisis comercial sin precedentes.

Publicidad

Las cifras muestran con claridad el cambio: entre enero y julio de 2025, China importó solo 16,5 millones de toneladas de soja estadounidense, frente a los 27 millones del año anterior. Para el último trimestre del año, se proyectan compras casi nulas desde Washington.

El arancel del 34 % que China aplica a la soja de EE. UU. inclinó la balanza hacia los granos brasileños, más competitivos en precio y ajustados a los nuevos estándares de calidad. Pekín también busca reducir su dependencia de un solo proveedor, en línea con su estrategia de diversificación.

La iniciativa “Soy China” refuerza esta nueva alianza con Brasil. Inspirada en el modelo “Boi China” para la carne, establece exigencias de sostenibilidad y trazabilidad que deben cumplir los exportadores sudamericanos para acceder a este mercado. (I)