Después de que las naciones occidentales pusieran en la lista negra a los bancos más grandes de Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania, muchos rusos corrieron a los cajeros automáticos para hacer fila y poder retirar sus ahorros. Algunos altos ejecutivos de bancos rusos tenían menos razones de que preocuparse. Ya habían tomado medidas para mitigar el impacto de las sanciones en su patrimonio personal, según documentos secretos examinados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés) como parte de los Pandora Papers.