La promesa de Arabia Saudita de alcanzar la neutralidad carbono de aquí a 2060 ha generado escepticismo entre los expertos y las asociaciones climáticas, que consideran que solo podrá conseguir este objetivo si elimina progresivamente el uso de energías fósiles.

Según la organización ecologista Greenpeace, el hecho de que el príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salmán, hiciera este anuncio el sábado no resulta ninguna casualidad, al producirse prácticamente una semana antes del inicio de la COP26 en Glasgow (Escocia).

Aunque Riad muestra ciertas ambiciones ecológicas, continúa siendo el mayor productor en el mundo de petróleo y no tiene la intención de disminuir sus exportaciones de crudo.

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El gigante petrolero Aramco expresó este mes su voluntad de aumentar su capacidad de producción de 12 a 13 millones de barriles de aquí a 2027.

“Dudamos seriamente de este anuncio (del sábado), ya que al mismo tiempo el reino tiene la intención de incrementar su producción de petróleo”, explicó a la AFP Ahmad al Drubi, un responsable de Greenpeace en la zona del Magreb y de Oriente Medio.

Ceremonia de la "Iniciativa Verde Saudi". Foto: Fayez Nureldine / AFP

Una “maniobra” antes de la COP26

La promesa saudita “parece ser solo una maniobra estratégica para disminuir la presión política de cara a la COP26″, la edición de este año de la conferencia del clima de la ONU celebrada en Reino Unido, agregó.

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Arabia Saudita no es el único país del Golfo que ha prometido una reconversión verde en las últimas semanas.

El 8 de octubre, los Emiratos Árabes Unidos, aliado de Riad, anunció buscar la neutralidad de carbono hasta 2050, mientras que Baréin anunció este domingo que quiere alcanzar el mismo objetivo de aquí a 2060.

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El reino saudita no solo utiliza el petróleo y el gas para satisfacer su demanda de electricidad, sino también para desalar agua.

Con una población de 34 millones de habitantes, emite cada año 600 millones de toneladas de CO2, lo que representa una cifra superior a las emisiones de Francia que tiene casi el doble de habitantes.

Bin Salmán prometió en varias ocasiones en los últimos años que reduciría la dependencia del oro negro de su país.

Pero estos planes se vieron obstaculizados por la pandemia del covid-19 y la caída del precio del crudo, que sigue representando el 70% de las exportaciones de la monarquía wahabita.

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“Aumentar sus esfuerzos”

Las autoridades sauditas “deberían aumentar sus esfuerzos respecto a la descarbonización del sector energético”, dijo a la AFP Ben Cahill, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

“La combustión directa de petróleo bruto en la producción de energía debería eliminarse progresivamente y las energías renovables deberían sustituir progresivamente el gas”, añadió.

La refinería de Arabia Saudita.

Según la BBC, una importante fuga de documentos reveló que varios países, como Arabia Saudita o Japón, pidieron a Naciones Unidas que minimice la necesidad de reducir rápidamente el uso de energías fósiles.

Durante su intervención del sábado, bin Salmán dijo que quería invertir “en nuevas fuentes de energía, como el hidrógeno”.

Pero, según Al Drubi de Greenpeace, el hidrógeno “mantiene el statu quo de dependencia de las energías fósiles”, necesarias para la producción de este tipo de energía.

“Me siento honrado de anunciar estas iniciativas en el sector energético que reducirán las emisiones de carbono en 278 millones de toneladas anuales de aquí a 2030, lo que prácticamente duplica nuestros objetivos anunciados hasta ahora”, aseguró el príncipe heredero.

También prometió la plantación de 450 millones de árboles. Pero no precisó cómo haría realidad esta promesa en un país mayoritariamente desértico. (I)