El costo de un automóvil puede más que duplicarse al calcular los impuestos estatales que finalmente se cargan al comprador final. Un ejemplo es un vehículo cuyo costo es de $ 31.237 en un puerto del país, valor que aumenta a $ 67.114 al sumar lo que corresponde a los tributos.

Los vehículos que más impuestos pagan son aquellos que tienen mayor equipamiento, son más eficientes y cuentan con mejores sistemas de seguridad por lo que su costo en puerto es mayor, lo que aumenta también el porcentaje que se cobra de ciertos tributos.

Los siete impuestos que deben pagarse con la importación y venta de los vehículos son los siguientes.

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1.- El impuesto a la salida de divisas (ISD).

Este es el 5 % del valor que se paga por todo lo que se importa del exterior. En el ejemplo es de $ 1.562 sin incluir el flete y el seguro. Pero cuando estos servicios son internacionales hay una transferencia de divisas al exterior, por lo que también se genera el cobro del ISD.

2.- El Fondo de Desarrollo para la Infancia.

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Este es un porcentaje fijo y es el 0,5 % del costo del vehículo en el puerto. El valor aumenta mientras más caro sea el automóvil. Con un costo de $ 31.237 es de $ 156.

3.- Arancel.

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Es el 40 % sobre el valor del vehículo en un puerto del país, por lo que es uno de los que más encarece el costo final. En el caso de $ 31.237 es de $ 12.495, que se sumarían al valor inicial.

4.- Impuesto al valor agregado (IVA).

El IVA es uno de los que se paga sobre el resto de impuestos cobrados previamente. Su cálculo corresponde al 12 % del precio de venta al público (PVP), por lo que es de $ 6.642 en el ejemplo planteado.

5.- Impuesto a los consumos especiales (ICE).

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Este se cobra de manera escalonada de acuerdo con el precio final del producto, por lo que no es una tarifa única. En el caso de los carros, empieza del 5 % a los vehículos cuyo costo final es de hasta $ 20.000 y llega al 35 % para los que tienen un PVP superior a los $ 70.000. En el caso del ejemplo, al tener un costo de PVP superior a $ 60.000, es del 30 % del precio final, por lo que llega a $ 9.898.

6.- Impuesto al rodaje (GAD).

Es un valor fijo que establece y cobra cada Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD). En promedio es de $ 5, según todas las tarifas establecidas en el país.

7.- Impuesto a la propiedad de vehículos motorizados (matrícula).

Hay una tabla en la que los porcentajes aumentan o disminuyen según el precio final del vehículo. Este valor se excluye de la base imponible para calcular el IVA y el ICE, ya que se paga al momento de matricular una vez que se ha vendido el vehículo. En el ejemplo citado es de $ 5.119.

Estos impuestos han variado durante algo más de la última década. El de los aranceles cuyo techo era del 35 % subió al 40 % hace diez años. Este suma casi la mitad del valor en puerto del auto y así sube la base imponible para calcular los otros impuestos como el ICE e IVA.

Antes de la reforma realizada durante el gobierno del expresidente Rafael Correa, el ICE era del 5 % del PVP del vehículo y no aumentaba el porcentaje si el precio final era mayor como sucede en la actualidad, indica Genaro Baldeón, presidente ejecutivo de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade).

“El ICE es uno de los más distorsionantes. Si sumas el 35 % de ICE más 12 % de IVA, solo en los dos el consumidor paga 47 % de tributos. Hay que sumar el 40 % del precio en puerto que es el arancel y otros. Entonces, del valor que uno desembolsa a la concesionaria, alrededor del 60 % de lo que uno paga va directamente a impuestos en los casos más extremos cuando el ICE llega al 35 %”, afirma Baldeón.

La carga tributaria implica que los consumidores pagan por vehículos cuyo costo es menor en otros países. El impacto es que se opta por autos menos eficientes y con tecnología más antigua, dice Baldeón. “Es un incentivo a comprar automóviles menos seguros. Y los que terminan pagando estos valores, prácticamente el doble de lo que puede costar en Chile, en el caso de un médico serían sus pacientes”, asegura.

Una de las consecuencias del tratado de libre comercio con la Unión Europea es la reducción del costo de los vehículos que ingresan de ese origen, los que tienen una reducción progresiva de los aranceles que en los autos importados del resto de zonas geográficas del mundo llega al 40 % del precio de la unidad en el puerto.

Los de la UE solo pagan entre el 15 % y el 17 %, en este año, del costo del auto en el puerto, lo que se evidencia en la reducción del precio final del vehículo.

El precio promedio de los vehículos de la UE era de $ 50.000 en 2016 cuando aún no estaba vigente el acuerdo comercial con el bloque europeo. Y en 2020, el PVP bajó a $ 33.000, un 34 % menos.

El de un SUV era de $ 75.000 en 2016 y bajó a $ 47.000 en 2020, un 37 % menos. “Un impacto directo al consumidor porque al reducir el arancel tiene una huella en la cadena tributaria global, lo que redefine el precio final del vehículo”, indica Baldeón.

Las recaudaciones por el cobro de aranceles por la venta de unidades de la UE pasó de $ 21 millones en 2016 a $ 40 millones en 2020.

El cobro del IVA e ICE por la compra de autos de la UE pasó de $ 28 millones en 2016 a $ 80 millones en 2020. “Y hay que tomar en cuenta que el año pasado estuvo la pandemia y se dio una reducción del 35 % en las ventas”.

Jaime Cucalón, presidente de la Asociación Ecuatoriana Automotriz, afirma que el modelo de desarrollo basado en una caduca estrategia de sustitución de importaciones limitó el acceso a bienes y servicios esenciales. “El efecto de este modelo es el retraso o el deterioro en la calidad de vida de los ecuatorianos que tienen que asumir aranceles exorbitantes, un permanente incremento de impuestos, obstáculos al comercio, regulaciones, trámites y prohibiciones absurdas para las actividades comerciales y restricciones para el acceso al crédito”.

Cucalón asegura que los aranceles se incrementaron a uno de los niveles más altos del mundo. “Hoy más de 9 impuestos inciden directamente en el comercio de vehículos y el 60 % del costo de un vehículo se debe a impuestos y cargas regulatorias”.

En los nueve tributos incluye los que se pagan solo en Guayaquil, como una tasa para la Junta de Beneficencia de esa ciudad, al igual que el Servicio Público para Pago de Accidentes de Tránsito (SPPAT), que se incluye en el valor de la matriculación.

“Se establecieron cupos de importación y salvaguardias para vehículos; se estableció una infinidad de trámites para importar y matricular vehículos... Adicionalmente, se implementaron alrededor de 20 reglamentos técnicos para el comercio del sector automotor, muchos de ellos con requisitos injustificados... Como resultado, hoy un vehículo particular en el Ecuador puede costar el doble de lo que cuesta en Chile. Sin embargo, mientras el PIB per cápita de los chilenos bordea los USD 16.000, el de los ecuatorianos está en torno a los USD 6.000; lo cual ha impactado en la movilidad particular de las familias”, sostiene. (I)