Entre 800 y 900 mujeres al año mueren en Ecuador por neoplasia maligna del útero, es decir, cáncer en esa parte del cuerpo femenino. Solo durante 2021 se registró el fallecimiento de 882, más que las 790 reportadas en 2018.

El número aumentó en 2019 y 2020 con 909 y 922 muertes, en ese orden. El 57 % de las fallecidas en 2021 corresponde al cáncer localizado en el cuello del útero, según las últimas cifras disponibles del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

La incidencia y mortalidad de este y otros tipos de cáncer que afectan a la población femenina aumentó en toda la región durante la pandemia del COVID-19, según trascendió en el Roche Press Day 2022: Mujeres, Salud e Igualdad, que reunió a inicios de este mes en Cartagena (Colombia) a varios expertos de América Latina sobre la temática.

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El cáncer de cuello uterino es uno de los más prevalentes en las mujeres que están por encima de los 30 y 40 años de edad, indica I-Li Huang, docente de Ginecología y Obstetricia de la Universidad San Francisco de Quito.

Esta enfermedad tiene un mayor tiempo de diagnóstico antes de que empeore, por lo que la mayor parte de las que fallecen corresponde a muertes totalmente prevenibles, agrega. “El cáncer de cuello del útero es de crecimiento lento, en otras palabras, hay tiempo para buscar los precursores antes de que avance mucho. Estamos hablando de tres a cinco años como mínimo que se tiene”.

Es decir, las que desarrollan la dolencia es porque en general no tuvieron tamizaje como el papanicolaou, que detecta los cambios prematuros en las células que pueden derivar en cáncer de cuello uterino, durante los últimos tres años o nunca.

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Las guías actualizadas indican que las mujeres que tienen entre 21 y 30 años de edad deberían someterse a esta prueba de citología vaginal cada tres años como mínimo. Y las mayores de 30 también sumar el examen del virus del papiloma humano (VPH) cada cinco años. Esta enfermedad de transmisión sexual es la causante del 85 % de los casos de cáncer de cuello uterino.

Un estudio desarrollado en Cuenca da cuenta del tiempo que demora un diagnóstico desde la aparición de los primeros síntomas de cinco tipos de cáncer (mama, próstata, cuello uterino, estómago y tiroides).

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Diego Jimbo, coordinador nacional de Acuerdo Contra el Cáncer y del Observatorio de Enfermedades Catastróficas, indica que el tiempo promedio es de 8,9 meses. En el resto del país sería mayor debido a los inconvenientes y las demoras para acceder a los servicios de salud.

En el caso específico del cáncer de cuello uterino el tiempo es de nueve meses desde que empieza con los síntomas hasta que ya se inicia un tratamiento. Esto es demasiado, porque el periodo máximo debería ser un mes, ahora que la tecnología ha avanzado. Se escogieron estos tipos de cáncer porque son los que prioriza el Ministerio de Salud Pública (MSP), pero también porque tienen mayor incidencia”, indica Jimbo.

La investigación fue realizada por Familias Unidas por los Enfermos de Cáncer (Fupec) y el Concejo Cantonal de Protección de Derechos de Cuenca.

La prevención primaria es la inmunización para proteger a los menores de edad del VPH antes de que inicien su vida sexual. Esta es la mejor forma de prevenir a largo plazo la incidencia, pero la cobertura de la vacunación ha bajado.

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Del 2019 al 2020 se pasó de cubrir el 66,8 % al 44,5 % del grupo objetivo que son las niñas que tienen desde 9 años hasta 10 años seis meses, según lo reportado por el MSP a este Diario.

El impacto de la pandemia conllevó a que la educación sea en línea por las medidas de confinamiento establecidas para reducir los contagios por COVID-19, lo que frenó la campaña de vacunación para prevenir el VPH que incluía la inmunización en las aulas, lo que en la actualidad se retoma de a poco.

Huang indica que el alto costo de las vacunas frena una inmunización masiva que abarque a más población. “En la parte privada la última de nueve cepas cuesta $ 100 cada una y son tres dosis. Esto tiene que ser constante, todos los años, así tendrán protección contra las cepas de alto riesgo del VPH para cáncer”.

El colectivo Acuerdo Contra el Cáncer y el Observatorio solicitaron al MSP que la vacuna se amplíe a todas las niñas de 9 a 12 años y que no se deje de lado a los niños, que también son portadores y transmisores del VPH, manifiesta Jimbo.

El MSP tiene previsto presentar a inicios de diciembre próximo el Plan Nacional de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino del país.

El objetivo es contar en la red pública de salud con pruebas de biología molecular para testear de forma más directa y precisa los genotipos del VPH que generan este tipo de cáncer.

El plan será parte de una política de Estado y uno de sus fines es diagnosticar el VPH propenso a desembocar en cáncer en el 70 % de las mujeres que tienen entre 30 y 65 años de edad durante los próximos cuatro años, que son parte del grupo objetivo de la medida.

Los estudios indican que los genotipos 16 y 18 están asociados con el 70 % de los casos de cáncer, pero en total son 14, de los más de 200 descritos, los que son de alto riesgo oncogénico.

La idea es hacer seguimiento de estos casos, ya que las contagiadas deberán continuar una hoja de ruta que incluye colposcopia, papanicolaou más seguidos y tratamientos específicos con el fin de frenar el desarrollo del cáncer a tiempo y evitar las muertes.

El proyecto piloto es contar con estas pruebas de mayor precisión en los hospitales Vicente Corral Moscoso de Cuenca, el de Especialidades Verdi Cevallos de Portoviejo y en el General Docente de Calderón, en Quito. En la primera etapa se contará con 41.334 pruebas disponibles y en el primer año se buscará diagnosticar al 2 % del grupo objetivo.

Las metas establecidas por la Organización Mundial de la Salud en 2021 son que los países logren hasta el 2030 la estrategia 90-70-90, que consiste en el 90 % de niñas vacunadas completamente entre los 9 y 14 años, 70 % de mujeres examinadas (testeadas) antes de los 35 años y nuevamente antes de los 45 años mediante una prueba de VPH de alta precisión y 90 % de las mujeres diagnosticadas con cáncer del cuello uterino con tratamiento.

Lo lamentable de las muertes por cáncer de cuello uterino es que son perfectamente prevenibles y curables si se detecta a tiempo. De ahí la importancia de que estén disponibles las pruebas de biología molecular en la red pública, asegura Huang, ya que el papanicolaou no es tan sensible. “Su porcentaje de detección puede variar del 20 % al 80 %, entonces no es el más exacto. El problema es con el número de pruebas y el presupuesto con que se contará, porque cuarenta mil se acabarán en poco tiempo. Tiene que ser una aplicación masiva”, agrega el especialista.

La prueba de detección del VPH cuesta entre $ 50 y $ 150 en la red privada. El papanicolaou sí es más económico ya que su costo va desde $ 10 en adelante y a nivel público es gratuito.

Jéssica Medina, química farmacéutica de laboratorios Roche, indica que el periodo de 30 a 65 años de edad es cuando el VPH se impregna en las células del organismo, por ello es el mejor tiempo para detectarlo. “Las de mayor riesgo son las que tienen varias parejas sexuales y las que están en actividad sexual. También las fumadoras y las que no hacen ejercicio físico, es decir, las que llevan estilos de vida poco saludables, debido a que el sistema inmunológico se deprime y por el eso el VPH toma más fuerza y se queda en ellas”.

Las pruebas de biología molecular disponibles incluyen la técnica de PCR en tiempo real, agrega la especialista. “Es una técnica validada por la FDA (agencia de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos, productos y servicios de salud), es altamente sensible y específica. La muestra se toma, como en un papanicolaou, con un cepillo que se lava en un vial (medio de recolección de la muestra) que es el que ingresa directamente al equipo en el que se detecta”.

Jimbo señala que hay poca voluntad política para prevenir este tipo de cáncer, lo que se espera que cambie a partir de la aplicación de la guía anunciada. “Hay que recordar que la voluntad política muchas veces se mueve también con la necesidad de las personas”.

El cáncer de cuello uterino es el segundo cáncer ginecológico más frecuente en Ecuador, solo superado por el de mama. (I)