Panchita, una hembra de tapir amazónico (Tapirus terrestris), vive en la comunidad Sarayaku, en Pastaza. Ahí tiene una fuente estable de comida y está protegida de depredadores.
Esto llevó a un grupo de científicos a preguntarse qué tan reducida es el área de vida de Panchita. La fuente de alimento y la protección de la comunidad significa que no tiene que trasladarse tanto como un tapir silvestre, que suelen ocupar un área de entre 1 y 29,7 km².
Para determinar su área de vida, los investigadores le pusieron a Panchita un collar rastreador, el cual llevó por 227 días, entre julio de 2023 y febrero de 2024. Evitaron que sufra lesiones dérmicas en el cuello con una capa protectora.
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Aunque a Panchita le tomaba un promedio de diez días sacarse el collar (los científicos tuvieron que borrar ciertos datos debido a esto), se pudo determinar que el área de vida del animal es 90 % menor.
“Esto sugiere que la habituación y la interacción frecuente con humanos redujeron su necesidad de realizar desplazamientos extensos, lo cual podría deberse a la constante disponibilidad de plátanos y yuca (Manihot esculenta) proporcionados por los habitantes de la comunidad", dice parte de la publicación científica.
Además, este es el primer estudio de telemetría realizado en esta especie en el país, según los autores. También es la primera publicación que documenta cómo impacta la habituación humana a su área de vida.
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La investigación es de autoría de Mateo Noboa, Francisco X. Castellanos, Dionicio Machoa y Armando Castellanos. Los científicos pertenecen a organizaciones como la fundación Oso Andino, Texas Tech University y el Instituto Nacional de Biodiversidad. Machoa es miembro de la comunidad kichwa de Sarayaku.
Un manuscrito de la investigación, que todavía no está publicada oficialmente, está disponible en este enlace. (I)