Unas 50 personas hacían fila, antes de las 11:00 de este viernes 11 de julio, junto a la Unidad de Policía Comunitaria en el barrio El Rocío de Guamaní, en el sur de Quito.
En ese lugar se parqueó un tanquero de agua. Se ubicaron en dos filas, una para recolectar agua en recipientes pequeños y otra para baldes.
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Esto tras la suspensión del servicio después de que un deslave rompió 350 metros de longitud de la tubería de acero Mica-Quito Sur. Esa infraestructura abastece a la planta de tratamiento El Troje y sirve a más de 350.000 habitantes del sur de Quito, informó el Municipio.
Por ello se declaró el estado de emergencia en La Argelia, Quitumbe, Turubamba, Guamaní, La Ecuatoriana y Chillogallo, parroquias del sur de Quito.
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Gente desesperada corría para conseguir el líquido vital. “Acá está la cola”, se escuchaba decir a una mujer.
Ollas, bidones, baldes, carretillas, botellas grandes y pequeñas, cualquier recipiente era adecuado para acumular y transportar el agua dejada por un tanquero contratado por el Municipio.
Luis Villacís, quien vive quince años en el sector, contó que era el tercer tanquero que llegaba a su barrio, uno fue la tarde del jueves y otro en horas de la noche.
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Contó que en su casa, de cinco miembros, la rutina ha cambiado. Están reciclando el agua, pues se bañan, la recogen y la usan para botar en los baños.
No descarta ir donde un hijo que vive en Santa Rita, tomando en cuenta que la reactivación del servicio llevaría unos diez días.
Para preparar la comida ha comprado dos botellones de agua, cuyos precios oscilan entre $ 2,50 y $ 3,50.
Pidió al cabildo que haya más tanqueros.
Rocío Ureña comentó que estaban complicados en su casa por la falta de agua potable, porque no hubo un anuncio previo para recogerla.
“Vienen los tanqueros, sí, nos están ayudando, pero hay abundante gente”, expresó. A su criterio, el agua tenía ciertos residuos por lo que tenía duda de consumirla.
Una alternativa inmediata ha sido comprar comida.
En el barrio Paquisha no todos tuvieron la posibilidad de reunir agua este día.
Adriana Enríquez llevaba un bidón negro grande en la mano, pero en el rostro había desazón porque no logró llegar a tiempo a la repartición de agua que hizo un tanquero desde donde le mencionaron que se había terminado. No hubo información de la presencia del vehículo.
En calles del sur de Quito se volvió usual ver gente caminando con recipientes. “Toca venir a las de Dios, a ver si es que conseguimos, sin agua no se puede vivir”, dijo Enríquez.
Analizaba ir donde un familiar en Solanda hasta que la emergencia pase.
Otra persona que no alcanzó a coger agua fue Nancy Caisaguano. En su vehículo había un bidón amarillo. Señaló que les cortaron el agua de la noche a la mañana desde el jueves.
Usualmente, señaló, les suelen dejar sin agua cada quince días, por horas, pero ahora es permanente. “Vecina, el agua, el agua” fue la alerta para salir en carrera en búsqueda de un tanquero.
En el barrio Los Jazmines, en Guamaní, unas 100 personas se abastecían de agua la mañana de este viernes.
No lo hacían en tanqueros sino en una toma de agua natural proveniente de una vertiente que se usa como lavandería, pues hay cuatro piedras para fregar y lavar ropa.
Está ubicada en un parque para niños. Las personas hacían fila en forma de círculo de unos cuatro metros hasta llegar al sitio donde había tres mangueras desde donde provenía el agua.
Varias personas se encargaban de llenar bidones y les entregaban a sus dueños en una especie de cadena humana.
Ahí estaba Mariana Altamirano, de 83 años, quien no vivía en el sector. Contó que caminó unos 30 minutos desde su casa para ir a ese lugar junto con su nuera.
Señaló que le tocará ir a ese sitio continuamente y además comprará agua embotellada para cocinar.
Danilo Guanoluisa, quien acumulaba agua en varios recipientes, señaló que era limpia y pura.
Antes del mediodía, efectivos de la Policía llegaron al lugar para organizar la fila y que el despacho sea más ágil.
Narcisa Jácome vive en El Beaterio, también en el sur, en un conjunto habitacional.
Mencionó que el agua en su sector se secó aproximadamente a las 20:00 desde la noche del miércoles.
Se abastecía con botellones de agua comprados en las tiendas, aunque sostuvo que escaseaba y había especulación de precios. Ya ha gastado unos $ 20. Además, en algunos casos, para evitar lavar usaban -junto con su familia- vasos desechables.
Para los baños están utilizando el agua del sistema contraincendios. Indicó que han querido adquirir tanqueros de manera privada, sin embargo, no se ha concretado.
El Municipio de Quito anunció el jueves que había 17 tanqueros que abastecían agua y en las próximas horas aumentarán a 30, además iban a colocar tanqueros fijos. (I)