A Santiago Guarderas le resulta incomprensible la convivencia entre la indignación por la crisis del Municipio de Quito y la lentitud e inmovilidad con que actúan las instituciones y las propias fuerzas vivas de la capital. Las declaraciones del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) o de la Judicatura sobre ilegalidades cometidas para el retorno de Jorge Yunda al cabildo no pasan de la formalidad frente a los micrófonos. Mientras tanto, la solución es cada vez más opaca.