La Unidad Educativa Municipal Julio Moreno Peñaherrera inauguró su nueva sede, un complejo de 25.000 metros cuadrados que reemplaza al pequeño espacio donde funcionó durante 65 años.
La obra, que beneficia a más de 3.000 habitantes, incluye laboratorios, áreas verdes, espacios inclusivos y la primera planta de tratamiento de aguas residuales dentro de una institución pública del país.
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La antigua sede obligaba a niñas y niños a estudiar en aulas estrechas y a compartir recreos en un patio que no alcanzaba ni la mitad de una cancha de índor.
Ahora, docentes y alumnos cuentan con zonas verdes, laboratorios equipados, pantallas interactivas, canchas deportivas y pasillos amplios que transforman por completo su experiencia educativa.
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Durante la entrega, este sábado 29, madres y padres observaron las nuevas instalaciones con una mezcla de sorpresa, alivio y orgullo.
El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, destacó que este tipo de obras reflejan una ciudad que invierte en lo esencial.
Afirmó que, mientras en otros territorios la inversión pública disminuye, la capital apuesta por infraestructura que transforma la vida cotidiana, especialmente en sectores históricamente rezagados.
A su vez, el secretario de Educación, Zadkiel Cárdenas, subrayó que este plantel está pensado para hijos de obreros, familias del campo y comunidades que por años escucharon que “no había presupuesto”.
Según señaló, la nueva sede evidencia una visión distinta sobre las prioridades educativas del distrito.
Entre los espacios destacados figuran rampas inclusivas distribuidas en toda la institución, una biblioteca moderna, áreas para docentes, canchas polideportivas, un muro de escalada y laboratorios de ciencias, computación y nuevas tecnologías.
Además, la institución incorpora un hito nacional: la primera planta de tratamiento de aguas residuales instalada en un establecimiento público, lo que la convierte en un referente de educación ambiental práctica. (I)