Su madre quería convertirlo en militar, sin embargo persiguió sus sueños y se mudó al área del espectáculo, donde inició animando eventos, a muy corta edad. Actualmente organiza eventos masivos en todo el mundo con artistas reconocidos.

Se trata de Alejandro Altamirano, propietario de Star Producciones, quien con 27 años logró llenar el Estadio Olímpico Atahualpa. La hazaña se cumplió con 34.000 personas en el último Urban Fest Old School, concierto que se celebró el 3 de junio, con los mayores exponentes del reguetón antiguo.

No obstante, su carrera se inició a los 14 años. Su primo era DJ en una discoteca de la parroquia de El Quinche, en el nororiente de Quito. Él se infiltraba para demostrar su talento con el micrófono. Los primeros días fueron terribles, según recordó, porque recibía muchos abucheos.

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“Yo sufrí mucho al comienzo. Sabrás que cuando uno tiene 14 años no tiene la voz para animar, pero seguí intentando. Yo incluso pagaba para que me dejaran animar y después llegué a cobrar $ 200 la hora en cada evento”, contó Alejandro.

Siete años después de aquella experiencia fundó Star Producciones. El primer evento lo realizó en el sur de Quito con el artista urbano Jhonny Lexus e inmediatamente lo catapultó a la organización que después acogió el Urban Fest Old School, en el Estadio Olímpico Atahualpa.

“Saliendo de pandemia hicimos varios eventos grandes en Quito, Cuenca y Machala. De ahí una marca se unió con nosotros y nos apoyó. Cuando se dio el evento yo tenía 26 años y ningún otro empresario había podido llenar el estadio de esa forma”, contó.

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Sin embargo, a su juicio hay gran dificultad para pertenecer al grupo de empresarios que manejan este tipo de eventos masivos y ejercer el oficio a una edad muy temprana.

“Manejar el estrés, la presión y tratar de mantener la tranquilidad en medio de todo el caos que representa llevar más de 20.000 personas a un lugar, eso es lo que se debe hacer”, señaló.

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El día del concierto, la intensa lluvia fue un detonante para Alejandro, ya que por un momento pensó que el evento se suspendería.

“Mi equipo de trabajo lloraba, nunca había sentido una lluvia tan fuerte en Quito. Mira que el escenario se movió y las pantallas se quemaron, pero afortunadamente se dio la presentación, las entradas estaban vendidas y el concierto se alargó”, detalló Alejandro.

Cuando recordó su infancia, lo primero que le vino a la mente fue que era rebelde. Su madre lo quería ver como militar, pero su vocación era otra. Siempre trató de resaltar en los estudios para que su mamá esté tranquila, puesto que solo se crio con ella y su hermano.

“A mi papá casi no lo conocí, pero como mi mamá se preocupaba mucho por trabajar, no pasaba mucho tiempo con nosotros y nos encargaba en lugares para poder trabajar. Ahí viví en el Quinche con mis tíos”, contó.

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El licenciado en Comunicación Social y máster en Marketing tuvo la oportunidad de estar en España y Holanda.

Lo hizo a la cabeza de la organización del concierto de Romeo Santos, a quien prevén que regrese con presentaciones en Ecuador, todavía está en análisis, pero podría ser en las ciudades de Ambato y Puyo.

Así, el animador quiteño que empezó pagando para que lo dejaran animar, se ha convertido en un referente para los amantes del espectáculo y emprendedores en el ámbito artístico. (I)