Tras el fallecimiento de doce neonatos en el hospital Universitario de Guayaquil, hay inquietudes sobre el motivo.
Según esa casa de salud, hubo causas multifactoriales, como estados clínicos complicados por nacimientos prematuros o muy prematuros y dos de ellos atribuidos a una infección por Klebsiella Pneumoniae.
Esa casa de salud descartó muertes por contaminación en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). Además, negó la reutilización de insumos médicos.
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Fernando Aguinaga, presidente de la Asociación de Neonatólogos del Ecuador, explicó que los niños prematuros o neonatos son los más débiles porque su sistema inmune es inmaduro.
Indicó que cuando entran bacterias a las unidades neonatales, que son resistentes a antibióticos, contagian de un niño a otro a través de equipos, personal, y como son tan débiles, los bebés fallecen rápidamente o se complican.
Expresó que la mortalidades de los neonatos en Ecuador no ha cambiado en los últimos diez años. Los niños se siguen muriendo, agregó, no solo porque no hay cánulas de oxígeno, sino porque no existen otros insumos que se requieren cuando están delicados de salud.
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Además, hay hospitales llenos, médicos y enfermeras sobrecargados de trabajo. Tampoco hay ventiladores suficientes para los neonatos.
“El contagio, la bacteria en sí, es el resultado de un sistema colapsado por demasiados pacientes, por poca distancia entre niños, entre una incubadora y otra, poco personal de salud, malos sistemas de lavado de manos, de cuidado de personal también, pero el problema es la sobrecarga de trabajo”, dijo.
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Agregó que el sistema de transporte neonatal es caótico, porque si hay un niño con una enfermedad al corazón, le van a llevar al hospital más cercano.
Para Jesús Dawaher, especialista en medicina interna e infectología que trabaja en el ámbito privado, en los hospitales del sector público hay un problema muy serio de desabastecimiento de productos, insumos, medicamentos, y eso obligaría a reutilizar algún equipo o aunque no haya una reutilización, la escasez de insumos podría afectar indirectamente.
Expresó que si no existe una limpieza profunda con cloro, a cargo de personal capacitado, se podrían propagar brotes, algo que, agregó, suele ocurrir con frecuencia en muchos hospitales.
Dijo que hay muchos insumos, así como medicamentos que debían haberse adquirido hace varios meses y no están disponibles, además ciertos hospitales no tienen alimentación o pruebas de laboratorio.
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“La realidad de los hospitales es bastante tétrica, me cuesta creer que la parte de limpieza y desinfección, que es bastante crítica, esté impoluta e intocable, cuando otros aspectos del sistema hospitalario están muy seriamente afectados”, opinó el experto.
Sin embargo, sostuvo, no es necesario que aquello falle para que pueda aparecer un brote. Añadió que si hubo doce fallecidos, y por el mismo motivo, “es muy difícil creer que no hubo una falla en la contención hospitalaria y no es necesariamente una impericia médica”.
Esa bacteria, agregó, es muy resistente a los antibióticos, antes de la pandemia se observaban unos siete casos al año, ahora esa cifra se puede ver en un mes, que puede, por ejemplo, causar infecciones.
Para su eliminación, indicó, se requieren antibióticos costosos que no están disponibles en la mayoría de los hospitales públicos, y deben ser controlados por médicos infectólogos.
Adriana Arnao, infectóloga pediatra, mencionó que la Klebsiella Pneumoniae es la bacteria que más comúnmente causa infecciones hospitalarias en el país y más aún en los hospitales públicos. Sostuvo que es por la falta de higiene, de desinfección adecuada.
Señaló que hay muchos factores y no solo es cuestión de echarle la culpa al Gobierno o a la falta de presupuesto.
La especialista mencionó que hay que tener adecuados programas de optimización antimicrobiana, que se refiere al uso adecuado de antibióticos, que tienen que ser liderados por infectólogos, pero, a su criterio, no hay en la mayoría de los hospitales públicos y no existe un adecuado control del despacho en farmacias.
Tampoco están bien instaurados programas de prevención de infecciones hospitalarias. Esto, sostuvo, sucede en la mayoría de los países subdesarrollados y es en donde más necesario es porque es en donde menos fármacos existen para tratar esas bacterias resistentes.
Dawaher indicó que debería haber una auditoría que evalúe lo manifestado por autoridades gubernamentales en el sentido de que las instalaciones están impecables, limpias y equipadas con aparatos nuevos que funcionan correctamente.
Una solución a corto plazo, a criterio de Aguinaga, es determinar las necesidades hospitalarias, certificar qué está ocurriendo en las unidades de neonatología, contratar médicos neonatólogos así como aumentar plazas de enfermeras para atención, y mejorar los salarios.
Arnao agregó que hay habitaciones compartidas en los hospitales públicos, en general, cuatro camas por cada una, cuando debería ser un paciente por habitación, lo que se observa en otras naciones también. (I)