La enfermedad renal crónica (ERC) se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más costosos y de mayor crecimiento en Ecuador. Según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP) actualizados al 3 de junio de 2022, la tasa de incidencia de pacientes con insuficiencia renal crónica en tratamiento es de 206 casos por millón de habitantes, mientras que la prevalencia alcanza los 1.074 por millón, con un crecimiento anual promedio de 3,9 % en pacientes en diálisis.
Con estas cifras, el nefrólogo Jorge Quinchuela advierte que para 2025 se estima que 19.838 personas estarán en tratamiento de diálisis, lo que representa un 8,3 % de la población. De este total, 11.660 serán hombres y 8.178 mujeres. “El 94 % de los pacientes recibe hemodiálisis, mientras que apenas un 6 % opta por diálisis peritoneal”, detalla el especialista.
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Diferencia entre hemodiálisis y diálisis peritoneal
La hemodiálisis filtra la sangre fuera del cuerpo mediante una máquina, con sesiones de cuatro horas, tres veces por semana, en centros especializados. La diálisis peritoneal, en cambio, utiliza el revestimiento del abdomen como filtro, permitiendo que el paciente la realice en su hogar de forma manual o automatizada.
El impacto económico es significativo. El gasto mensual por paciente en hemodiálisis es de $ 1.450 y de $ 1.300 para los que reciben diálisis peritoneal, sumando más de $ 360 millones anuales en terapias de reemplazo renal.
Entre 2012 y 2022, las provincias con mayor prevalencia de terapia de reemplazo renal fueron Manabí (200,7 por cada 100.000 habitantes), Santo Domingo (190,4), El Oro (168,1), Loja (116,6) y Pichincha (102,6), según datos del MSP.
La enfermedad puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, pero es más frecuente en adultos mayores. El grupo de entre 46 y 70 años concentra el 59,65 % de los casos, seguido por el rango de 71 a 99 años con el 22,83 %. Los menores de 18 años representan apenas el 1 % de los pacientes.
Causas y factores de riesgo
Las principales causas de la ERC en Ecuador son la diabetes mellitus y la hipertensión arterial. “El 40 % de los pacientes con diabetes mellitus insulino requiriente desarrolla insuficiencia renal”, señala Quinchuela. También influyen las enfermedades glomerulares, trastornos autoinmunitarios, anomalías congénitas del tracto urinario y factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo y la dislipidemia.
Síntomas
La ERC avanza de forma silenciosa, por lo que sus síntomas suelen confundirse con otras dolencias. Los más comunes son cambios en la cantidad y aspecto de la orina, hinchazón en manos, pies o cara, náuseas, pérdida de apetito, insomnio y dificultad para respirar.
El especialista recomienda chequeos anuales para la población sin factores de riesgo y al menos dos revisiones al año para quienes sí los presentan. “Detectar a tiempo niveles elevados de creatinina o proteínas en la orina permite intervenir antes de que el daño sea irreversible”, explica.
¿Qué tratamientos hay y cuánto acceso tenemos en nuestro país?
En el país, los pacientes cuentan con dos opciones principales de terapia de reemplazo renal: hemodiálisis y diálisis peritoneal. Se estima que existen al menos 110 centros de diálisis privados, de los cuales 22 pertenecen a la Corporación DaVita. La región Costa concentra 62 centros, la Sierra 44 y el Oriente 4; la región Insular aún carece de este servicio.
El trasplante de riñón es considerado el tratamiento más efectivo y se realiza en hospitales del MSP, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y en centros privados acreditados. Sin embargo, 1.307 pacientes se encuentran actualmente en lista de espera.
Todos los pacientes diagnosticados con insuficiencia renal crónica terminal pueden acceder de forma gratuita a terapias de reemplazo renal y trasplantes a través del MSP o el IESS. En el caso de la diálisis peritoneal, se requiere capacitación previa del paciente y su familia.
La elección de la terapia depende de la condición clínica, el estilo de vida y la disponibilidad de recursos
Nefrólogo Jorge Quinchuela
Más allá de la diálisis: la filosofía de bienestar y comunidad en DaVita
Hablar de ERC suele asociarse a estadísticas alarmantes, tratamientos complejos y costos elevados. Sin embargo, dentro de este panorama existen historias y enfoques que buscan humanizar la atención y devolver a pacientes y equipos de salud un espacio para la esperanza y el bienestar.
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Uno de esos casos es DaVita, prestador de diálisis de Estados Unidos y con presencia en Ecuador a través de 22 clínicas. Su gerenta general en el país, Ana Cecilia Andino, explica que la compañía no solo se enfoca en la calidad técnica de los tratamientos, sino en construir una comunidad en torno a ellos.
“DaVita es primero una comunidad y luego una compañía”, recalca. Esta filosofía se refleja en sus tres ejes: compañeros de equipo (como llaman a sus empleados), pacientes y la comunidad. La atención, dice, se da “con mente, corazón y manos”, transmitiendo cuidado genuino más allá de lo clínico.
Uno de los valores corporativos más singulares de DaVita es la diversión. Para la empresa, generar un ambiente alegre y motivador incide directamente en el bienestar de los pacientes y en la calidad del servicio. “A través de eventos como competencias de pasos, muros de la fama y actividades creativas fomentamos la salud física, el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia”, comenta Andino.
Estos espacios no son simples actividades recreativas: permiten que pacientes y personal se conecten desde un lado más humano, alivian la carga emocional que conlleva una enfermedad crónica y fortalecen los lazos dentro de cada clínica.
En un país donde la ERC crece de forma acelerada y la lista de espera para un trasplante supera los mil pacientes, iniciativas como las de DaVita buscan recordar que el tratamiento no solo es un procedimiento médico, sino también una experiencia que puede vivirse con dignidad, motivación y hasta alegría. (I)