Los criminales bajaron de dos camionetas portando armamento pasado. A balazos interrumpieron la fiesta que se celebraba en una casa céntrica de Vinces (Los Ríos). Mataron a cinco muchachos e hirieron a otros ocho. Varios testigos dijeron que los asesinos buscaban a otro joven que no estaba en el lugar. Ocurrió el fin de semana pasado. Las muertes violentas no paran en esa provincia.
Los Ríos rompió un récord en la historia de la violencia del país, en el último año. Su tasa de homicidios alcanzó las 108 muertes por cada 100.000 habitantes, en 2023, muy por encima del resto. Los crímenes se dispararon tanto a mediados como a finales del año pasado, según las estadísticas oficiales.
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Y en este último mes, las cosas no han cambiado, pues las cifras muestran que continúa siendo la provincia más violenta. A la par, hace dos semanas, la fuerza pública descubrió uno de los almacenamientos de droga más grandes registrados en los últimos años. Se incautaron 22 toneladas de cocaína en una parroquia rural de Vinces.
¿Qué está sucediendo en esa provincia? Dos expertos en seguridad coinciden en que se debe a la fragmentación de grupos delincuenciales, que prestan sus servicios a los carteles del narcotráfico internacional y que han incursionado en otros delitos como la extorsión, el secuestro y el asalto. Uno de ellos sostiene que ahí se vive “una especie de anarquía criminal”.
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Un exjefe de la Policía de Quevedo afirmó que, en la provincia, varios grupos locales pelean entre sí para que los carteles internacionales los contraten. A esto se suma que reciben los pagos por esos servicios no solo en dinero, sino también en droga que es vendida en el mercado local. “Hay organizaciones que quieren adueñarse de este territorio y ahí viene la violencia”, manifestó.
Un estudio del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado (OECO) muestra que en Los Ríos operan principalmente tres grupos. Por un lado, Los Lobos, que son la mayor organización criminal del país; y por otro, Los Fatales y Los Águilas, que son brazos de Los Choneros, la segunda mayor organización.
Mientras tanto, el portal Insight Crime, especializado en seguridad, afirma que en Los Ríos también operan las agrupaciones AK-47 y Los Corvicheros. Todos estos grupos han sido declarados terroristas por el presidente Daniel Noboa.
La disputa entre Lobos y Choneros
El investigador Renato Rivera, coordinador del OECO, explica que las bandas están fragmentadas y enfrentadas entre sí en Los Ríos. “Lo que yo veo en Los Ríos es una especie de anarquía criminal. No hay un control de ninguna de las organizaciones en la provincia”, sostiene.
De acuerdo con sus investigaciones, Los Choneros han liderado la provincia históricamente, pero Los Lobos han ganado fuerza en los dos años anteriores, sin lograr controlarla en su totalidad. De hecho, apunta, esta última agrupación ha sido la protagonista de los hechos más sangrientos, como el desmembramiento de cuerpos, mensajes de terror que las organizaciones criminales suelen dejar cuando pelean por territorios.
El ex jefe policial consultado para este reportaje coincide en que el mayor enfrentamiento en Los Ríos es entre Los Choneros y Los Lobos. Estos últimos, señala, tienen predominio en la cárcel de Quevedo, donde estaría su centro de operaciones.
Esta fuente agrega que la violencia ha crecido por el alto nivel de impunidad y corrupción. “Hay que hacer una depuración a las instituciones, Policía, Fuerzas Armadas, a la Justicia”, sostiene.
Rivera señala que la fragmentación de las bandas ha impedido que los pactos entre bandas se concreten y disminuya la violencia, como sí pasó en Esmeraldas. Esta provincia tuvo la más alta tasa de violencia en 2022, muy por encima del resto, pero las cosas cambiaron el año pasado. “Hay una aparente toma de Lobos y Tiguerones en Esmeraldas, por sobre los Choneros (...) Por eso es la reducción de la violencia. Hay una alianza que tiene más poder sobre la otra”, sostiene.
En Los Ríos hubo dos picos de violencia el año pasado. El primero sucedió entre junio y julio; y el segundo, entre octubre y diciembre. La primera ola coincidió con el asesinato de Júnior Roldán, alias JR, el líder de Los Águilas, uno de los brazos de Los Choneros que opera en esa provincia.
Roldán salió de la Penitenciaría del Litoral en febrero del año pasado, luego que un juez le concediera la prelibertad y otro, un sobreseimiento. Un mes después, el exconvicto enfrentó un ataque del que salió herido. Desde entonces se desconocía su paradero, hasta que en mayo fue asesinado en Antioquia (Colombia), según las autoridades colombianas y ecuatorianas.
“Sin duda, cuando muere un líder, un jefe de una organización criminal, tienes dos patrones: o esa organización se junta a otra o generalmente se fragmenta”, afirma Rivera. Según las investigaciones del OECO, la alianza entre Los Águilas y Los Fatales, como subgrupos de Los Choneros, se ha mantenido.
Las extorsiones, los secuestros y los asaltos también crecieron
Los Ríos es considerado un lugar estratégico para el narcotráfico. Su cercanía al mar, sus bastas fincas agropecuarias y los ríos y carreteras que la atraviesan hacen que sea una provincia clave para el transporte y almacenamiento de droga.
Sin embargo, el enfrentamiento entre bandas no solo se da por el control del narcotráfico, sostiene Rivera. “Estas organizaciones están en guerra y necesitan fuentes de financiamiento. Con el almacenamiento y tráfico de drogas se puede decir que no alcanza”, puntualiza. Por ello, agrega, las bandas han incursionado en otros delitos, como las extorsiones, los secuestros y los asaltos. Y esta incursión, a su vez, causa más disputas por territorios, expandiendo así la espiral de violencia, explica el especialista.
La penetración de las extorsiones es tal que el OECO ha registrado que en esa provincia hay una suerte de seguridad privada criminal. La dinámica es la siguiente: si los habitantes de un barrio están siendo extorsionados por una banda, los integrantes de otra ofrecen protección para evitarlo. “Te extorsionan para que no seas extorsionado”, simplifica Rivera.
La repercusión de los secuestros en Los Ríos se hizo notoria a finales del año pasado cuando trascendió el secuestro del ex cónsul honorario de Reino Unido, Colin Armstrong. Los antisociales lo secuestraron en una finca ubicada en Baba, pero fue rescatado por la Policía una semana después.
Otro delito que ha crecido en Los Ríos es el asalto en carretera, en especial en la vía que une a Babahoyo, Quevedo y Santo Domingo. Rivera afirma que los convoyes que transportan alimento usualmente son interceptados por delincuentes que exigen el pago de un peaje. “Todas esas dinámicas tienen detrás de una lógica de control territorial y esa es la dinamización de la violencia que va mucho más allá del tráfico de drogas”, concluye Rivera. (I)