A Rosalba Meneses le preocupan las vacunas contra el COVID-19. Por genética, ella tiene várices y por eso le da recelo vacunarse. Cuenta que varios de sus familiares, sobre todo sus tías maternas, han experimentado malestares como dolores de cabeza, agotamiento y dolor corporal. Ella asegura que esto se debe a la vacunación.

Rosalba tiene 38 años, es ingeniera ambiental y coordina el colectivo “Luz y Libertad” en Cuenca, que se opone a la vacuna contra el COVID-19. “No somos antivacunas, estamos en desacuerdo con estas vacunas que están en fase de experimentación y no han cumplido los protocolos correspondientes”, precisa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que “solo las vacunas que han demostrado ser seguras y eficaces para prevenir la enfermedad serán aprobadas para su uso”. Hasta febrero de este año ocho vacunas fueron autorizadas. Entre ellas están las de las farmacéuticas Pfizer/BioNTech, AstraZeneca/Oxford y Sinovac que se usan en Ecuador. Mientras que Cansino fue aprobada por la Agencia de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria de Ecuador (Arcsa).

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Rosalba, además, señala que en el colectivo se cuestiona la efectividad de las vacunas, pues las personas que reciben sus dosis igual se contagian.

Ante esto, el epidemiólogo David Larreátegui puntualiza que la efectividad de las vacunas depende de su objetivo final. “Si el objetivo es reducir la mortalidad y hospitalizaciones, las vacunas son eficaces. Si, por otro lado, el objetivo es evitar que la población se contagie, la eficacia no es igual, pero a fin de cuentas ese no es el objetivo de la vacuna contra el COVID-19″, afirma.

Poco más del 34% de la población de Ecuador tiene el esquema completo, es decir, ha recibido el primer refuerzo, según las cifras oficiales con corte al 20 de abril. Las provincias que registran el menor porcentaje de vacunación completa son Los Ríos (18%), Santa Elena (20%) y Morona Santiago (21%).

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Avance de la vacunación contra el COVID-19 en Ecuador, en vivo

Para el microbiólogo Paúl Cárdenas, profesor investigador de la Universidad San Francisco de Quito, aunque los movimientos antivacunas no han tenido una presencia masiva en el país, la comunicación del gobierno ha sido tan mala que el plan de vacunación no ha tenido los resultados esperados.

Uno de los errores, puntualiza, fue que por mucho tiempo el Ministerio de Salud Pública (MSP) consideró como vacunación completa el tener solo dos dosis sin el refuerzo. “La idea del gobierno de que uno está completamente vacunado cuando recibe las dos dosis, cuando en otros países el esquema completo contempla tres (dosis), ha tenido un impacto negativo en sentido de que mucha gente que se ha puesto las dos primeras dosis no quiera ponerse la tercera”.

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Recién desde el lunes de la semana pasada, , por resolución del MSP, en Ecuador se considera como vacunación completa al esquema con el primer refuerzo incluido. Sin embargo, este Ministerio ordenó que para ingresar a un lugar público -como un centro comercial, un restaurante o un cine-, es necesario presentar el carnet con solo con dos dosis.

Cristina Aldaz, gerente institucional del Plan de Vacunación del MSP, afirma que la comunicación de esta cartera siempre ha sido clara y que la concepciones de quienes se oponen a la vacunación son contrarrestadas con información sobre la enfermedad y sobre los puntos y horarios de vacunación.

‘Decidir sobre el propio cuerpo’

Rosalba señala que el objetivo del colectivo “Luz y Libertad” es fomentar el libre albedrío de cada persona. “Nos hemos congregado para hacer respetar nuestros derechos constitucionales, tales como el derecho a escoger de qué manera vivimos y tratamos cualquier tipo de enfermedad”, sostiene.

Son casi 400 los miembros que activamente participan de manifestaciones en las que, con carteles y flyers, marchan a fin de “instruir a la gente sobre los artículos de la Constitución donde se delimitan los derechos a la vida, no discriminación y no ser parte de experimentos genéticos”.

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Los plantones se dan cada 15 días y empiezan en el parque Calderón, en el centro histórico de Cuenca. Esto lo hacen porque, según ella, “las autoridades han manejado la información de una forma tan arbitraria, que han confundido a la población”.

QUITO (14-04-2022).- Ciudadanos protestaron por la obligatoriedad de vacunarse contra el COVID-19 y llevar mascarilla, en Cuenca, en enero de 2022. Cortesía de Red Informativa. Foto: Cortesía de Red Informativa.

Además, el colectivo mantiene comunicación con grupos de otros países. A nivel regional comparten criterios con la organización boliviana Acción Humanista Revolucionaria, movimiento político que, como menciona en su sitio web, se dedica a luchar contra el capitalismo, el comunismo y partidos de todas las tendencias.

El profesor investigador de la Universidad San Francisco de Quito Luis Espinosa Goded, comenta que “es esencial dejar a los ciudadanos ejercer su libertad de derechos”. Por ello critica que se siga pidiendo la el carnet de vacunación para ingresar a algunos sitios. “Es inadmisible que quienes hayan tomado decisiones sobre su propio cuerpo y vida sean discriminados”, comenta.

En contraparte, Larreátegui asegura que se ha dado mucha libertad de decisión, pues “si los pacientes no dan su consentimiento, es imposible vacunar. A fin de cuentas son ellos quienes tienen la decisión de lo que quieren hacer o no con su cuerpo”.

Añade que no vacunarse genera un problema colectivo de salud porque quienes no lo hacen se convierten en pacientes con alto riesgo de contagiarse y contagiar a otros, lo que pone en riesgo todo el sistema sanitario por el posible colapso de hospitales.

Con esto está de acuerdo el epidemiólogo Alberto Narváez, quien asegura que a mayor vacunación, “podemos reducir las muertes, en lo posible la transmisión y se podría regresar a la vida social y laboral normal en un futuro no tan lejano”.

‘El derecho a la libre movilidad’

Aunque Rosalba no ha recibido agresiones físicas ni verbales, recuerda un momento en que a miembros del colectivo les prohibieron la entrada a un lugar comercial en Cuenca debido a que no querían presentar el carnet de vacunación.

Otro caso similar fue el de una de sus compañeras que, al querer realizar un trámite en una institución pública, no se le permitió el acceso. Sin embargo, para este caso se presentó un reclamo a la Defensoría del Pueblo y la mujer pudo hacer su diligencia unos días después.

En otra ocasión, cuenta, gente en la calle agredió verbalmente a una persona de “Luz y Libertad” por no querer usar mascarilla en un espacio público.

Por estas razones, Rosalba evita lugares que le puedan ocasionar este tipo de contratiempos debido a su punto de vista respecto a la vacunación.

Espinosa defiende esta postura señalando que “el Estado puede promover la vacunación para quienes la deseen, pero no puede discriminar a quienes no”, refiriéndose al impedimento de ingresar a lugares que requieren la presencia del carnet de vacunación.

Por su parte, Cárdenas menciona que imponer restricciones a quienes no se vacunan es un recurso adicional para convencer a la gente de ponerse las dosis. “Muchos de los problemas que tuvimos han sido porque la gente se contagió a la vez y los sistemas de salud colapsaron. Lamentablemente mucha gente falleció y no podemos permitirnos pasar por esto nuevamente”, comenta.

Argumentos censurados

Rosalba cuenta que en varias ocasiones las mismas plataformas digitales (Facebook, Instagram, Tiktok) han dado de baja los contenidos que fomentan la no vacunación, basándose en políticas de violación a las normas comunitarias de esas redes sociales.

Facebook, por ejemplo estableció desde el inicio de la pandemia lineamientos de protección y actualización de políticas a raíz del COVID-19.

“Eliminamos la información errónea durante emergencias de salud pública si las autoridades de salud pública determinan que la información es falsa y tiene probabilidades de contribuir de manera directa a riesgos de daño físico inminente, incluidos riesgos de contagio o propagación de una enfermedad dañina o de rechazo de una vacuna asociada”, se puede leer en las políticas de esta red social.

Uno de sus puntos señala que de la plataforma se eliminará todo contenido que haya sido desmentido por autoridades sanitarias como la OMS o el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Facebook elimina automáticamente publicaciones que sostienen que la inmunidad natural es más segura que la adquirida por una vacuna; que los ingredientes de las vacunas son tóxicos, mortales, venenosos o peligrosos; que la vacunación desarrolla ciertas enfermedades; o que instan a que el uso de vitamina C es tan eficaz como las vacunas.

Al respecto, la socióloga Oly Calderón manifiesta que la censura es un mecanismo de control del cual, con el tiempo, surgen polos de radicalización que se materializan en colectivos con posturas inflexibles.

Rosalba cuenta que han encontrado en aplicaciones que encriptan mensajes, como Telegram y WhatsApp, la vía para compartir información sobre la vacunación sin ser penalizados. Por ello, a través de grupos de esta aplicación comparte, junto con sus compañeros, información, noticias y estudios sobre efecto de la vacunación en otros países.

Para Espinosa, censurar argumentos en contra de la vacunación cuando por la facilidad de acceso a la tecnología la población está expuesta a gran diversidad de información, genera un efecto contrario, es decir no los calla sino más bien genera incertidumbre alrededor de esta censura y diversas teorías que cuestionan el por qué se lo ha erradicado.

Ante esto, resuelve que “lo que hay que hacer es dejar presentar, en libertad, argumentos a favor y en contra y el que mejor le parezca a cada ciudadano terminarán ganando”.

Al respecto, Cárdenas recomienda ser muy críticos con las fuentes de las que se extrae información y priorizar lo que comparten quienes trabajan en el campo de la medicina o la investigación científica, pues considera que negar evidencia científica es uno de los mayores sesgos que se tiene actualmente respecto a la información.

“Deberíamos guiarnos con expertos que están produciendo o trabajan analizando información sobre el COVID y las vacunas todo el tiempo”, sugiere y precisa que quienes no se dedican de lleno a la investigación, “pueden tener buenas intenciones, pero no están al día con información científica, así que hay que ser muy precavidos con las fuentes de las cuales uno se informa”. (I)