Según Organización Panamericana de Salud (OPS), uno de cada cinco muertes en menores de hasta 28 días de vida se deben a defectos congénitos, algo que se recuerda en el marco del Día Mundial de los Defectos Congénitos, que es hoy 3 de marzo.

Aproximadamente 15 de cada 1.000 niños están expuestos a morir durante el primer año y 10 de cada 1.000 antes de un mes de vida, de acuerdo con un informe de la OPS.

La institución menciona que la disminución de la mortalidad en la niñez debe ser una prioridad para los estados, y aunque ha venido mejorando hay falencias en varios de ellos, incluyendo en Ecuador.

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En Latinoamérica la tasa de mortalidad neonatal se redujo de 23 a 10 defunciones neonatales por cada 1.000 nacidos vivos. Una disminución de 58% entre 1997 y 2017. Perom entre los años 2000 y 2016, la proporción de muertes neonatales por defectos congénitos aumentó de 16,2% a 22,3%.

En Ecuador, según un cuadro del informe, la tasa de muertes neonatales por malformaciones congénitas pasó en ese tiempo de alrededor de 4,3% a alrededor de 2,8%.

También se indica que hay una elevada mortalidad por causas prevenibles y que existe suficiente evidencia sobre las repercusiones que pueden contribuir o afectar al desarrollo de las potencialidades de este problema. Por ello, la Estrategia Mundial para la Salud de la Mujer, el Niño y el Adolescente plantea tres objetivos: sobrevivir, poner fin a la mortalidad prevenible; prosperar, garantizar la salud y el bienestar; transformar, ampliar los entornos propicios.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) alienta a los países a hacer las labores necesarias para prevenir los defectos congénitos a través de la implementación de programas de detección, apoyo y atención continúa a los niños con defectos congénitos y a sus familias.

Para esto se debe desarrollar o fortalecer los sistemas de registros de estos casos y su vigilancia. Así como motivar los conocimientos de especialización y la creación de capacidades, fortalecer la investigación y los estudios sobre etiología (investigar las causas), diagnóstico y prevención. Además de buscar la cooperación internacional.

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Una de las situaciones que aceleró la atención a estos casos fue la epidemia de Zika de 2015.

La OPS indica que la situación es diferente en cada país debido a la sensibilidad de registro de las causas de muerte, el acceso a técnicas de diagnóstico prenatal en cada población, la posibilidad de interrupción del embarazo. Además ahora los médicos cuentan con más información sobre las causas de muerte.

Del total de muertes neonatales debidas a los defectos congénitos, 1 de cada 3 son por malformaciones del corazón. Le siguen defectos en la pared abdominal, anencefalia y malformaciones congénitas similares, síndrome de Edwards y síndrome de Patau, malformaciones congénitas en el pulmón, agenesia renal y otras malformaciones hipoplásicas del riñón, hidrocéfalo congénito y espina bífida, y anomalías cromosómicas como el síndrome de down.

“Es clave el análisis del comportamiento de la tasa de mortalidad neonatal por este grupo de causas a nivel subnacional, comparando su tendencia con las causas del grupo de ciertas afecciones originadas en el periodo perinatal cuya distribución está disminuyendo debido a las intervenciones implementadas. Además, es importante medir y monitorear el peso de los determinantes sociales y sus desigualdades en la mortalidad neonatal en los niveles subnacionales”, se dice en el informe.

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Según el informe, actualmente 15 países de Latinoamérica y el Caribe cuentan con un sistema de vigilancia de defectos congénitos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En la mayoría de ellos empezó hace 10 años.

Pero hay un número significativo de estados que no lo hacen, entre ellos Ecuador.

En el apartado sobre “Vigilancia de los defectos congénitos como instrumento para la salud pública” se destaca el monitoreo que se debe hacer de la prevalencia de los defectos congénitos en la población, así como la evaluación de intervenciones para tratar de prevenirlos, puesto que si bien no es “factible identificar factores causales específicos en una proporción variables” de los defectos congénitos, en “muchos de ellos sí es posible detectarlos y modificarlos con intervenciones específicas”.

“Para no dejar a ningún niño atrás, es fundamental contar con información oportuna y de calidad sobre estas anomalías en todos los países”, dijo Pablo Durán, asesor regional en salud perinatal del Centro Latinoamericano de Perinatología y Salud de la Mujer (CLAP) de la OPS, según un comunicado de la organización. (I)