Después de pasar el umbral de una maciza puerta, se divisan las piedras acomodadas en el piso del pasillo de paredes blancas y altas. Antes de desembocar en un patio de estilo andaluz, se dobla a la izquierda, ahí aparece una sala alargada donde se exhiben cuarenta obras de arte de siete artistas plásticos bajo el nombre: Arte y psicosis, la forma del ruido interno.
Es una casa tradicional construida en 1600, que perteneció a Joseph Sosa. Ahora es parte del centro histórico de Sangolquí, reconocido como Patrimonio Cultural de la Nación en 1992. Aquí, el 14 de abril de 2023, se inauguró el Museo y Centro Cultural Rumiñahui.
El concepto de la exposición es sombrío, gris, impregnado de pensamientos lúgubres. Se abordan temas como: trastornos, traumas, problemas mentales…, pero cuando Tania, una de las artistas que expone, empieza la visita guiada, las cosas cambian. A pesar de que la primera obra es un retrato de una mujer con una lágrima descolgándose del ojo, se puede apreciar la belleza, el color, las sombras, las luces, las líneas, los dibujos, las esculturas… Todo es hermoso.
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—¿Qué es Arte y psicosis, la forma del ruido interno?
Es el reflejo de todos esos trastornos o problemas mentales que nosotros —como artistas— hemos pasado. En cada una de nuestras obras vamos tratando diferentes perspectivas o temas sobre la salud mental. Últimamente, se ha estado dando mucha relevancia a este tema, pero como artistas creemos que es necesario que haya una acción sobre ello, no solamente que se visualice que hay un problema de salud mental, sino que se haga algo. Precisamente, con esta muestra nosotros queremos mostrar que hay un dolor en cada uno de nosotros y que conocemos y sabemos lo que debemos hacer para tratarlo, afirma Tania Campoverde, artista y expositora.
¿Considera que el Estado debe intervenir con más fuerza para tratar los problemas de salud mental?
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Sí. Porque si no se tienen ayudas gubernamentales, el resto del sistema es deficiente. Ahora mismo vemos que, aunque se están haciendo campañas, aunque hay líneas gratuitas de psicología, la gente sigue buscando el suicidio y creo que hay que trabajar más desde la parte mediática y tratar de llegar a las personas, reflexiona Tania.
Tania Campoverde
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¿Qué mensaje nos deja su obra?
Mi obra es El trastorno de estrés postraumático con referencia al duelo. Vengo investigando sobre ello desde el 2015, a partir de la pérdida de una persona muy apreciada y me llama mucho la atención el color que hay en el ambiente, en el entorno, en las luces y en las sombras, porque mientras más fuerte es la luz, más intensa es la sombra. Me recuerda mucho esta dualidad que hay en el estar vivos y estar muertos. En mi obra siento que de alguna forma logro plasmar esa tristeza que en ese momento sentí por haber perdido.
Mi mensaje está hecho hacia lo poético. Me gusta escribir poesía y esa poesía está reflejada en las pinturas y trato de decirle al espectador: quizá una pintura te puede gustar, pero, ¿qué hay en esa pintura?, ¿qué hace que la pintura te guste? Y en este caso es una pintura sobre el dolor. ¿Te gusta una pintura sobre el dolor, te llama la atención?, ¿qué sientes cuando la ves?, ¿qué sientes cuando hay esa conexión con la pintura?, y es muy importante también que las personas aprendan a identificar cuando un duelo se vuelve extraordinario, cuando se sale de control, porque podemos pasar mucho tiempo en negación, creyendo que quizá ya se ha superado y, si no es así, comenzamos a hacernos daño a nosotros mismos, no siempre físicamente sino en nuestro interior, concluye Tania.
Rotman Cárdenas
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—¿Qué significado tiene su obra?
—En general, intento dar forma o dar un aspecto visual a los ruidos de la mente, que pueden ser generados por diversos aspectos, por ejemplo: traumas, trastornos, experiencias. Ahora esta obra tiene un nombre más específico, pero es algo que he venido haciendo siempre, me refiero a la creación de los monstruos, criaturas. La diferencia de esta obra es que tiene un aspecto un poco más profundo, sobre todo los trastornos como el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
—¿Estos trastornos están presentes en toda la gente?
—No en todos, porque normalmente, según la psicología, existen personas neurodivergentes y neurotípicas; los trastornos tienen que ver más con los neurodivergentes, ahí suceden estas cosas como el TDAH.
La idea es tener en cuenta esos trastornos. Ahora, gracias a las redes sociales, se habla más de estos temas como la ansiedad, la depresión y se está normalizando el aspecto de las terapias. Antes, alguien iba a terapia si estaba loco, ahora es más común que alguien vaya —no necesariamente porque tenga un problema grave— sino porque a la gente le ha ayudado en su cotidianidad, en temas simples cómo tomar una decisión. Existe psicólogos que ayudan, acompañan a la gente a tomar decisiones, o gestionar emociones en diferentes aspectos laborales, emocionales, familiares, etc.
—¿Usted cree que el arte puede ayudar en el tratamiento de personas con enfermedades mentales?
—Creo que sí, porque el arte es un lenguaje, así como escribir es un lenguaje, el arte también. El arte puede ayudar a canalizar algunos de esos aspectos psicológicos, desde los traumas hasta cosas más leves. Puede ayudar a gestionar y —sobre todo— a comunicar, porque, a veces, el problema está en comunicar. Por varias razones no se comunica esa afectación mental: por vergüenza, por miedo, por no saber a quién, pero el arte en general puede ayudar a canalizar y sacar eso que hay dentro.
De alguna manera eso es lo que hago. Le llamé el ruido a mi obra, porque llega un momento en que todas esas cosas que están dentro ya no son muy armoniosas que digamos, más bien son ruidos, son perturbaciones, son cosas que incomodan. Es como trasladar aquello que está dentro, a través de representaciones estéticas, es decir, a través del arte.
De hecho, doy talleres de artes plásticas para personas con discapacidad, ahí se ven los resultados, porque la idea del arte como terapia no tiene el objetivo de que el alumno se convierta en artista, es simplemente canalizar lo que el individuo lleva en su interior, en su mente. En las clases se ven los resultados, no solamente porque se expresan a través de la pintura, sino también por la facilidad que tiene el arte para ayudar a expresar cosas internas y también a dialogar con otras personas que padecen, o no, cosas similares. Se crea un diálogo, un ambiente de convivencia que de otra manera sería más difícil.
—¿Hábleme de sus obras?
—Hay dos obras que se están exponiendo: la una tiene la forma de un oído que se titula Oído residual. La idea de esa obra es representar los pensamientos que son repetitivos, abundantes, es como el cerebro que nunca descansa, que siempre está generando ideas, imágenes, pensamientos. El oído tiene una especie de protuberancia, pero se va hacia dentro, no sale del oído, es como haber sacado mi propio oído para mostrarlo cómo está por dentro. Es esa cantidad inmensa de pensamientos que se genera todo el tiempo, todos los días, a toda hora, en todo momento, que nunca descansa y todo aquello nunca sale, se aprisionan tanto adentro que se genera un monstruo o una criatura. Quiero darle un poco de realismo, porque me interesa que sea algo que existe, que parezca vivo. Es una escultura media babosa, que tiene fluidos que le dan esa sensación de vitalidad, de que vive.
—¿En la práctica esto se relaciona con tanta cosa negativa que se vive a diario?
—Esas serían reflexiones del espectador. Algunas personas han experimentado un poquito de repulsión, otras, curiosidad; entonces, no a todos les causa lo mismo y eso es lo interesante del arte.
Pero, mi idea principal no va por ahí, no hablo ni de bueno ni de malo, no me gusta estar en esa ambivalencia, más bien es: existe y no existe. Existen tantas ideas, tantos pensamientos, algunas podrán ser ideas que se han desarrollado en mi cabeza, podrán ser a partir de malas o buenas experiencias, de cosas que me han dado felicidad y de otras que me han generado tristeza, pero ninguna de ellas las veo como negativas.
La otra obra también es una escultura, es una representación de un ser tipo feto, pero al mismo tiempo tiene un capullo como el de las mariposas y solamente se ve el rostro, es como un viejito. La escultura se llama Protoforma con signos de desgaste. Todos los elementos podrían darle el significado de un bucle, una constante repetición, es decir, nace, pero al mismo tiempo envejece, pero no termina el proceso de morir. Es lo mismo que hablaba anteriormente sobre los pensamientos que están todo el tiempo trabajando, no hay un descanso, eso sería otra de las representaciones casi del mismo tema en el que los pensamientos y el ruido se convierten en ese bucle, en ese constante nacer y envejecer todo el tiempo.
Todas estas obras en general las muestro como un aspecto clínico, porque mi intención es que esto no sea tanto como una ficción de lo que estoy viendo, o traduciendo desde mi cabeza hacia afuera, sino más bien como una muestra viva que existe, porque quiero darle ese aspecto clínico, porque tiene una ficha tipo clínica, un código, un nombre, una descripción y está expuesto como en un laboratorio, dentro de cápsulas, con fondos blancos. Lo que quiero es mostrar el ruido interno, pero de una manera organizada, esa es otra parte que también tengo. La parte ordenada vendría a ser la muestra tipo clínica y la otra parte del ruido, estas criaturas u objetos deformados.
Luis Yanacallo
—¿Qué propone su obra?
—De manera general mi obra tiene como propuesta una introspectiva del ser humano. Al mirarnos internamente vemos que la humanidad de las personas se va deteriorando. Es así como nace la propuesta donde muestro cada obra como una ventana hacia el cerebro, con expresiones, emociones, sentimientos, que están guardados, pero tú abres la ventana y los sacas a flote. Por ejemplo, una euforia que está en el cerebro, en el momento de ira, uno abre esa ventana y libera esa euforia. Cada una de las cinco ventanas: duelo, parálisis del sueño, esquizoide, catatonia y disocial. son emociones que salen a flote cuando tú las abres.
—¿Qué mensaje nos deja?
—La intención es que se reflejen, que se identifiquen a sí mismos. Todos somos humanos, nos mostramos como forma natural, forma bella, agradable a la vista, pero interiormente, estamos deteriorándonos, acabándonos, volviéndonos parte de una inercia colectiva, estamos haciéndonos de piedra, sin sentimientos; entonces, la idea es romper eso y terminar con esa grotesca forma interna del ser, la violencia, la ira, la agresión.
—¿Esos sentimientos negativos están presentes en todos los cerebros humanos?
—Exactamente. Salvo en los niños —que no están representados en mi obra— porque ellos son bondad pura. Entonces, quisiera que vuelvan todos a ser niños, porque uno no se hace malo, la sociedad te va volviendo así, te va volviendo inhumano y es a través de varias cosas: de la violencia que se vive a diario, de la sociedad que existe a tu alrededor, con quien empatizas, el luchar por tener más bienes, el no ser bondadoso y volverte fuera de la comunidad. Todo se va materializando como una forma negativa, una forma oscura.
Francisco Morales, conocido como Ñawpa
—¿De qué trata su obra?
—Problematizar un poco sobre las ideas, los pensamientos y las emociones. En la actualidad están muy a flor de piel por toda la coyuntura. Nuestros cuerpos tienen un nivel físico porque se pueden tocar, palpar, medir. Las emociones y sentimientos están en un nivel un poquito más sutil, pero, también tiene cierta materialidad que se condensa al acumularse de varias personas, que compartimos una emoción, un pensamiento y que puede no ser real, puede ser artificial, puede ser creado, incluso, inducido y esa es la problemática que estoy tratando, le llamo formas mentales.
En esa condensación de varios pensamientos esta el miedo. Hay mucho miedo en la actualidad, estoy tratando de que la gente visitante pueda reflexionar, percibir que estamos sumidos en el miedo y que se manifieste en nuestro rostro, en nuestro andar, incluso en la violencia que estamos pensando, viviendo, empapándonos, quiero evidenciar ese peligro.
—¿Cuándo habla de la violencia y del miedo se refiere a la inseguridad actual del país o del miedo en general, porque el miedo existe, aunque estemos en paz?
—Claro, existe, pero la violencia actual sería como un punto de fuga, porque todo converge en el miedo.
—¿Cuántas obras está exponiendo?
—Cuatro obras. Pequeñas pinturas que no rebasan un formato A3, sin embargo, he querido manifestar esto a través de una técnica cuidada, también con registros fotográficos, es un arte objetual, un arte formal, entonces, he tratado de profundizar en todos sus detalles.
Mauricio Marcillo
La obra de Mauricio Marcillo reflexiona sobre la dualidad entre la vida y la muerte. Nos conduce por un laberinto, cuya única salida es recordarnos que vamos a morir. Si estamos conscientes de ello, cuando suceda con alguien cercano, lo asumimos automáticamente y nuestra mente y nuestro cuerpo procuran calmarse y dejan el tema de la muerte a un lado y continúan con la rutina de la vida.
A las 15:45 de cada tarde, Mauricio —mientras pintaba— recibía la visita de un colibrí, él asumía como esos mensajes que pueden traernos las personas que ya no están. Sentía paz cuando pensaba en la muerte.
Diego Cruz
Diego Cruz explora con la obra Lapsos, una serie de ilustraciones realizadas en lápiz de grafito, que exploran episodios fragmentados de la cotidianidad del autor, desde una perspectiva introspectiva. A través de composiciones que entrelazan lo simbólico, lo surreal y lo autobiográfico, estas obras se convierten en pequeñas narraciones visuales que cuestionan la rutina, el cuerpo, la mente y sus disonancias.
Cada imagen surge como una suerte de lapsus mental, una interrupción o desvío en el flujo habitual del pensamiento. Figuras humanas distorsionadas, objetos que emergen del inconsciente, y escenas cargadas de tensión psicológica permiten al espectador adentrarse en una experiencia individual, pero inquietantemente reconocible.
La técnica del grafito no solo refuerza el carácter íntimo y crudo de estas ilustraciones, sino que permite una riqueza de texturas y contrastes que acentúan el desdoblamiento emocional de cada pieza. Fragmentación, repetición, saturación de formas y miradas vacías revelan una especie de espejo roto donde se proyectan obsesiones, vicios, ansiedades y recuerdos.
Lapsos no busca respuestas, sino abrir una puerta a lo que permanece oculto en lo cotidiano: los pensamientos que evadimos, los hábitos que nos consumen, las imágenes mentales que rara vez compartimos.
Durante una visita guiada, Tania, explica: Diego es artista desde hace mucho tiempo, pero, por los problemas que lo alcanzaron, dejó de hacer arte y se estancó. Para un artista, no poder expresar de alguna forma sus emociones con lo que más ama, es doloroso. Cuando logra sanar una parte de todos esos traumas, como los vicios, encuentra una ventana para salir y, en su obra, se reflejan algunos de esos problemas que todavía persisten.
Fernando Guerrero
Esta muestra está pensada desde los artistas que estuvieron antes del surrealismo y también del dataísmo que son movimientos artísticos del siglo XX, nacidos en Francia. Ellos experimentaron con las líneas. A veces, nosotros cuando no practicamos el dibujo, nos coartamos y decimos no sé dibujar, pero dibujar es una habilidad innata. Cuando un niño toma algo en las manos y hace un rayón, eso ya es dibujar, dice Fernando.
—¿Qué nos quiere decir su obra?
—La parte conceptual del mensaje es la idea de lo que estamos viviendo como país, es como un acercamiento con algunas cosas que se pueden denunciar. Lo que sigue después, se acerca un poco más a esta idea de la violencia social, en las calles, en las cárceles. La obra se hizo —justo— cuando había esas matanzas en las cárceles y, claro, eso impacta, todas las noticias que llegan, ese estado de inseguridad que vivimos.
—Sus obras tienen simetría, color, belleza, ¿cómo explica el concepto tan gris frente a la belleza?
Los temas nos sirven a los artistas solo de pretexto, porque, a veces, nos quedamos con la técnica y nos olvidamos sobre qué estamos pintando. Ahí hay una lucha, porque para los artistas conceptuales, el concepto es lo más importante, los materiales se subordinan a una idea, por eso es que hay artistas que pegan un plátano en la pared y esa es su obra, su idea, porque a nadie más se le ocurrió, en cambio a otros artistas que venimos de la academia, nos gusta la idea de los materiales, pintar, dibujar. Los dos lenguajes son válidos.
—En sus dibujos predomina la línea, ¿por qué?
—Trabajo mucho con líneas. Lo figurativo me estresa mucho, mientras que con las líneas lo disfruto mucho.
—¿Cómo se mantiene vigente un artista?
—Les puedo decir que, a veces, pensamos que el arte es algo innato, que con eso se nace, pero es mentira. Un gusto tal vez, pero ni eso, porque al artista lo hace la práctica, nada más. Nosotros pasamos dibujando todo el tiempo, a veces, en los buses, en el restaurante… Al artista lo hace la práctica. Por eso es que el trabajo y la preparación del artista nunca se termina. La carrera del artista es la más larga y nunca se jubila, se jubila cuando se muere.