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Adolescentes practican sexteo motivados por el sexo, bromear, conseguir citas y hablar con alguien, revela estudio en estudiantes de Quito

Según la Fiscalía, en el 2021 se recibieron, en promedio, 5 denuncias diarias relacionadas con la vulneración de la privacidad e intimidad de menores de edad.

QUITO (11-03-2022).- Fotografía para ilustrar un tema sobre sexting. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

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Actualizado el 

La noche del último domingo de febrero llegó a su final la segunda temporada de la exitosa serie Euphoria, que trata sobre adolescentes y exhibe escenas de sexo explícito, relaciones conflictivas, violencia, consumo de drogas, crímenes, soledad, ansiedad, depresión, familia, amistad, amor… y sexteo.

Aunque la serie tiene restricción para menores de 17 años, muchos de sus fanáticos son adolescentes que se sienten identificados con los personajes, como si de alguna manera se vieran a sí mismos, pero en la pantalla. En Quito, de eso se dio cuenta Susana, quien pidió la reserva de su nombre real, una madre soltera de 39 años, que vive con su hija de 16, Diana (nombre ficticio para protección).

Susana no conocía nada sobre Euphoria ni le interesaba, hasta que un día escuchó a su hija enviar un mensaje de voz a una amiga en el que comentaba el drama. Eso despertó su curiosidad. Vio los primeros episodios, pero no pasó del cuarto. “Son muy fuertes”, dice hasta ahora. Le asustó pensar que su hija se sienta reflejada en la serie.

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No fue fácil. Abordó a su hija y, después de una larga conversación, que no estuvo libre de discusiones, descubrió que Diana había compartido fotografías suyas de contenido sexual a su novio, de la misma edad, y que el muchacho había respondido de igual manera.

¿Qué es el sexteo?

Diana y su novio encontraron en el intercambio de mensajes sexuales —textos, audios, fotografías y videos— una forma de relacionarse, de mantener un nivel de intimidad que fuera de la virtualidad les era casi imposible. Este intercambio, al que se le conoce como sexteo (en inglés: sexting), fue para ambos una suerte de “vía natural” para conocerse y enamorarse, tal como sucede en Euphoria.

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Aunque no hay una definición formal de sexting, el Diccionario panhispánico del español jurídico, de la Real Academia Española, señala que consiste en el “envío de imágenes o mensajes de texto con un contenido sexual explícito a través de un dispositivo electrónico, especialmente un teléfono móvil”.

Susana había hablado con Diana sobre sexo y sus implicaciones desde que tenía 14 años. Trató de orientarla, sin miedos, para que tomara decisiones responsables. Sin embargo, en sus charlas no dimensionó los nuevos códigos de los jóvenes, que viven el apogeo de las plataformas y redes sociales, ni los riesgos que conlleva la inusitada exposición de la vida privada y el cometimiento de delitos a través de la tecnología, un aspecto evidente en la producción de HBO.

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Sexting, una práctica que crea dudas sobre si existe una forma segura de hacerlo

Investigación en jóvenes de Ecuador

La práctica del sexteo es una realidad entre los adolescentes, de la misma manera que lo es entre los adultos, señala la psicóloga clínica Paula Yépez-Tito, docente de la Universidad de las Américas (UDLA). El tema, dice, debe ser entendido por los padres y docentes como parte fundamental de la educación sexual que reciben los jóvenes, especialmente ahora, cuando hay cada vez más acceso a internet.

A su criterio, el abordaje no debe centrarse en la prohibición rígida y severa de este tipo de intercambios, sino que debe hacerse desde la reflexión de los efectos que puede traer el compartir contenido sexual. Si la persona que recibe el material no es consciente de su responsabilidad y no respeta la privacidad de quien envió los mensajes, es probable que los comparta a más personas y estas a otras, generando una cadena infinita.

Para su tesis doctoral en la Universidad de Málaga (España), Yépez-Tito realizó un estudio sobre sexteo en el que participaron 664 adolescentes, de entre 12 y 18 años, que estudian en cinco instituciones educativas de Quito y representan a diversos estratos socioeconómicos. El trabajo se desarrolló desde 2017 y se publicó en octubre de 2020.

La autora se sumergió en este tema a raíz de que conoció a varias chicas que llegaron a su consultorio con trastornos de depresión y ansiedad. Algunas, incluso, habían intentado suicidarse, porque las fotografías o videos que compartieron con alguien de su confianza terminaron en manos de muchas personas, conocidas y desconocidas. Aquello les generó acoso, críticas y burlas en extremo.

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Dos tipos de sexteo

En la investigación se diferencian dos tipos de sexteo: activo y pasivo. El primero consiste en la creación, publicación, envío o reenvío de material. El segundo se da cuando se recibe o se solicita contenido de índole sexual.

Entre los resultados se destaca que el sexteo pasivo es más frecuente que el activo en los adolescentes analizados. Prevalece el uso de los teléfonos móviles y las redes sociales como herramientas y medios de difusión. Lo que más se comparte son mensajes de texto.

Los chicos están más involucrados que las chicas en los dos tipos de sexteo. El 27 % de los hombres recibe contenido y en las mujeres es el 14 %. El 27 % de hombres envía y el 6 % de las chicas también lo hace.

Las causas que motivan a los jóvenes a involucrarse en esta práctica empiezan por el deseo de tener sexo, seguidas de bromear, el deseo de salir con alguien y querer hablar con alguien, concluye el estudio.

Además, el 15,4 % de todos los participantes en la investigación está de acuerdo con la idea de que el sexteo incrementa las posibilidades de tener sexo o de salir con alguien.

Asimismo, se encontró que los adolescentes que manifestaron tener una implicación moderada y elevada en el sexteo usan con frecuencia internet y su teléfono móvil, especialmente a través de Facebook e Instagram, WhatsApp y Snapchat.

“El uso de redes sociales para compartir fotos y videos aumentó conforme aumentaba el nivel de implicación en el sexting”, apunta la tesis doctoral.

Yépez-Tito explica que en los hombres es más frecuente esta situación, debido a un contexto en el que se reproducen patrones machistas y “se mide la masculinidad” en función de la cantidad de mujeres que atraen para chatear.

En cambio, las chicas, generalmente, llevan la peor parte del sexteo, porque son discriminadas, juzgadas, acosadas y suelen ser víctimas de chantajes, describe la psicóloga. Algunas de las adolescentes que trató en su consultorio habían cambiado de institución educativa varias veces, debido a la falta de empatía que mostraron sus compañeros y hasta ciertos maestros.

Sus pacientes tenían entre 13 y 16 años, la mayoría había compartido una imagen a sus novios, quienes distribuyeron el material, sin permiso, a su grupo de amigos, ellos a otros amigos y así sucesivamente.

“Los casos que llegaron a mi consulta eran chicas que ya estaban tomando antidepresivos, ansiolíticos, porque algunas habían tenido intentos de suicidio por el acoso que vivían en uno u otro colegio por parte de chicos y chicas”, menciona.

QUITO (11-03-2022).- Fotografía para ilustrar un tema sobre sexteo. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: El Universo

Consentimiento

El tema, dice Yépez-Tito, no está siendo abordado de manera preventiva, dentro de etapas tempranas de la adolescencia. “Lo más importante es enseñar lo que significa el consentimiento en todo sentido. Esto va más allá de la educación sexual tradicional. Los adolescentes tienen acceso a internet, mucho acceso a pornografía”, anota.

En el desarrollo de la investigación también se descubrió que las reglas restrictivas que usan los padres en torno al manejo de la tecnología en los jóvenes no son efectivas. Quitar el celular al adolescente no funciona, sino que se debe abordar la situación desde lo que significa la sexualidad responsable y el sexteo, indica la experta.

“Hay que trabajar en la concienciación de los actos y sus consecuencias”, precisa, ya que, como se evidenció en la tesis doctoral, hay jóvenes que reciben contenido sexual y lo difunden como si hicieran una broma. De ahí la importancia de reflexionar que el humor también puede hacer daño. Los maestros también deben formarse en lo que involucra el sexteo, para que sepan cómo actuar cuando se presenten estas situaciones.

En el caso de Susana, después de descubrir que su hija intercambiaba fotos íntimas con su novio, buscó ayuda con la psicóloga que consultaba desde hace tiempo. La especialista le proporcionó información documentada de lo que implica el sexteo y la guio para entablar el tema con su hija dentro de un ambiente de confianza.

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Las líneas rojas que rayan en delitos

Juana Fernández, experta en temas de género de la Fiscalía General del Estado, advierte que los jóvenes pueden caer en engaños pederastas (en inglés: child grooming) en las conversaciones que mantienen con personas que contactan por redes sociales, quienes se acercan a ellos con la finalidad de vulnerar su espacio personal.

“Por eso el sexting tiene una delgada línea entre ser intercambio voluntario a pasar a ser un child grooming”, indica Fernández. El engaño pederasta es una estrategia empleada por un abusador para establecer contacto y seducir a un menor de edad con fines sexuales, según un glosario utilizado por la Fiscalía ecuatoriana.

Fernández explica que estos casos pueden ocurrir mediante perfiles falsos o reales que logran engañar a las menores.

Si bien en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) vigente no están tipificados el sexteo ni el engaño pederasta como tales, hay varios delitos que se derivan de este intercambio de imágenes de contenido sexual, señala la experta.

“Si se da una difusión de información, violando la intimidad de la persona, puede encasillarse como delito de violación a la intimidad. Si se extorsiona a la persona que está en las imágenes, desde la amenaza de ‘dame tal cosa o si no yo comparto la foto’, estamos en un caso de extorsión”, ejemplifica Fernández.

Desde el artículo 103 hasta el 178 del COIP se estipulan varios tipos penales que abarcan desde la comercialización y distribución de pornografía con utilización de niñas, niños o adolescentes hasta contacto con finalidad sexual y oferta de servicios sexuales mediante medios electrónicos, así como violación a la intimidad y el ciberacoso.

Según cifras de la Fiscalía, en el 2021 se recibieron 1.902 denuncias relacionadas con estos ilícitos. Es decir, un promedio de cinco denuncias por día. Son casos de personas de diferentes edades.

De ese total, 1.882 fueron delitos consumados y 20 tentativos, de acuerdo con las estadísticas de la Fiscalía. No obstante, se trata de un subregistro, pues hay una infinidad de casos que no son denunciados.

Hay tres vías por las que se pueden presentar denuncias: a través de la línea telefónica 1800 DELITO (1800 335486); mediante internet, en la página web de la Fiscalía, en el apartado “Denuncia en línea violencia contra la mujer y el núcleo familiar”; y de manera presencial, para lo cual la víctima menor de edad debe acudir a las oficinas de Fiscalía acompañada por un adulto.

Fernández sostiene que un camino para prevenir estos casos es que los padres se comuniquen con hijos con asertividad. Lo propio deben hacer los profesores con sus estudiantes. Hablar sobre compartir imágenes y que comprendan que tienen que rechazar cualquier contenido sexual pornográfico. Que tengan un buen uso de las tecnologías y concienciación de las problemáticas que pueden devenir.

“Que los jóvenes sepan que, en caso de sucederles algo, si es que ellos por voluntad propia compartieron una imagen con quien quieren conocer o con la pareja y esa persona rompe esa confianza, ellos tienen canales para denunciar”, dice Fernández. (I)

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