Cada 24 de mayo, los ecuatorianos recuerdan el aniversario de la batalla del Pichincha, que fue un enfrentamiento crucial para conseguir la independencia de la región andina del yugo español.

Esta batalla tuvo lugar en 1822, en las faldas del volcán Pichincha, cerca de Quito. Alrededor de 3.000 hombres, entre uniformados de infantería y caballería, formaron las escuadras patriotas.

El falso ejército que ayudó a ganar la batalla del Pichincha

El gran protagonista de la batalla del Pichincha fue Antonio José de Sucre, el general venezolano que comandó el ejército independentista y que fue lugarteniente de Simón Bolívar.

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Sucre, también conocido como el Gran Mariscal de Ayacucho, aseguró la independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito y se desplazó por el resto de América del Sur como prócer de la independencia, hasta su asesinato en 1830.

El mariscal Antonio José de Sucre y la trama de sus restos mortales

Antonio José de Sucre cayó asesinado hace 182 años.

La contraparte de Sucre fue el militar español Melchor Aymerich, quien dirigía el ejército realista español y también fue el último presidente de la Real Audiencia de Quito antes de ser derrotado por las fuerzas independentistas.

Al no morir en el combate, al día siguiente de la batalla del Pichincha a Aymerich se le concedió la oportunidad de abandonar Quito atravesando la Gran Colombia, conservando su espada y los honores que le correspondían como “capitán general del Reino de Santa Fe”.

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Aymerich falleció en 1821, en Cuba, como militar retirado con el grado de teniente general.

Melchor Aymerich. Foto: Wikipedia

Otro prócer que participó en esta batalla fue Abdón Calderón, el teniente cuencano que fue herido de muerte en pleno combate, pero que vivió para ver la independencia de Quito.

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Tres mujeres también participaron en la gesta: las lojanas Nicolasa Jurado e Inés Jiménez y la ambateña Gertrudis Esparza, quienes se disfrazaron de soldados varones para enrolarse al ejército libertador con los nombres de Manuel Jurado, Manuel Jiménez y Manuel Esparza.

La historia recoge que Manuel Jiménez y Manuel Esparza continuaron en el ejército de Sucre hasta la batalla de Ayacucho, Perú, que fue la contienda final que libertó a las colonias españolas de Sudamérica; y luego fueron condecoradas con sus nombres de mujeres.

El 25 de mayo de 1824, tras la rendición del ejército español, se firmó la Capitulación.

Sucre nombró representantes a los coroneles Andrés Santa Cruz, jefe de las tropas del Perú, y Antonio Morales, jefe de Estado Mayor de la División Libertadora.

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La Batalla del Pichincha se recuerda anualmente en Ecuador con un día feriado. (I)