El 17 de marzo de 2020 muchos ya no fueron a su trabajo, se quedaron en casa y realizaron desde ahí sus labores de oficina, empezaba el confinamiento por la pandemia del COVID-19 y con ello una economía en picada y con números en rojo.

Para miles de trabajadores fue irse y nunca regresar. En este año 734.446 personas se quedaron sin empleo formal, tomando en cuenta las actas de finiquito que se registraron en el Ministerio del Trabajo entre el 16 de marzo de 2020 y el 11 de marzo de 2021. Los nuevos contratos creados durante este tiempo solo cubren la mitad de esas plazas perdidas.

Para 374.562 personas fue quedarse en su puesto pero con menos sueldo. Esa es la cifra que reporta el Ministerio de los trabajadores que se mantienen con la jornada laboral reducida de en promedio seis horas por semana. Son 7.006 empleadores que acortaron el horario y salario de su personal en este año por esta modalidad emergente.

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Para otros 707.321 es estar suspendidos de su trabajo y 43.293 son los están atrás de sus denuncias presentadas en reclamo porque no les pagan su liquidación, su remuneración, su afiliación, sus décimos...

El Ministerio de Trabajo reporta semanalmente los indicadores laborales.

Para el Gobierno fue “una caída importante del empleo en los primeros meses, una recuperación lenta desde agosto, no llegamos ni a los niveles prepandemia, ni a los que quisiéramos para el país”, asegura el ministro del Trabajo, Andrés Isch. Aunque considera que las medidas tomadas ayudaron a desacelerar la caída.

“Se salvaron 70.000 empleos con la Ley Humanitaria, se han creado diez veces más plazas de trabajo que durante los meses de pandemia, los acuerdos ministeriales sirvieron mucho, vamos camino a 90.000 contratos formales con las nuevas modalidades que regulamos a partir de julio. Eso ha ayudado a contener un poco la crisis, no es suficiente todavía, pero sin duda ha sido un alivio dentro de esto”, dice.

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Para él, la crisis sanitaria agravó los problemas estructurales que venía arrastrando el país desde hace muchos años: “Informalidad, brechas de mujer en acceso al empleo, falta de trabajo a jóvenes viene desde hace décadas. Mientras no se corrijan los problemas estructurales, será muy difícil no estar atados a problemas como los shocks internacionales o caída del precio de crudo, u otra externalidad”.

$5249 millones y 335 413 empleos perdidos es impacto del COVID-19 en economía de Ecuador, reporta Banco Central

La pérdida de empleo fue de la mano de la caída de ventas que sintieron las empresas. Solo en los dos y tres primeros meses de la pandemia se decía que las pérdidas en el sector privado llegaban a $ 5.249 millones y que casi el 40% correspondía al comercio (datos del Banco Central), o de $ 14.101 millones (Ministerio de la Producción), lo cierto es que el efecto sigue y preocupa.

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Un informe de la Cámara de Comercio de Quito muestra que las ventas del sector privado cayeron en enero en más de $ 1.940 millones frente al mismo mes del 2019. El 28,6% corresponde al sector productivo de Guayaquil, el 41,2% a Quito. Esto se explica en que a la gente en la capital se le ha restringido mucho más a salir, en comparación con otras provincias. “Además, al tener teletrabajo muchos de estos servidores públicos han tenido la oportunidad de estar fuera de la ciudad como tal y segundo no han salido mucho, es decir, ahí un poco se ha venido reduciendo el consumo”, según comentó en una entrevista con Ecuavisa el director de director ejecutivo de la Cámara, Carlos Zaldumbide.

Los 100 días de cuarentena dejan $5807 millones de pérdidas en el comercio en todo el país

Los efectos de la crisis no lo soportaron 1.123 empresas que cerraron en el 2020, aunque es un número menor al del 2019, la Superintendencia de Compañías explica que en el año de pandemia no se dieron muchas cancelaciones de oficio porque no se buscaba presionar más a las empresas que ya estaban presionadas por la crisis.

El director de Estudios e Investigación de la Superintendencia de Compañías, Segundo Camino, dice que el confinamiento sí tuvo que ver no solo con el cierre, sino con la apertura de empresas. Pero con la implementación de la política de Sociedades por Acciones Simplificadas, el 18 de mayo, se pudo mitigar y revertir el efecto, tanto así que la creación de empresas cerró el 2020 con un aumento del 10%. De las 10.825 compañías constituidas el año pasado, 2.158 lo hicieron del 1 de enero al 18 de mayo y 8.667 del 19 de mayo en adelante.

La crisis económica generada en el 2020 por la pandemia de COVID-19 fue la mayor crisis global de la que se tenga registro. Y en el caso de Ecuador, la caída del producto interno bruto (PIB) pronosticada por el Banco Central del Ecuador es de 8,9% para el 2020, la más fuerte en la historia.

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Lo dice el presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), Julio José Prado, quien estima que la reactivación podría tomar al Ecuador entre dos y tres años, y que en ese camino una de las formas de precautelar la salud del sistema financiero es tratar de inmunizarlo ante la crisis. “Se requiere que el manejo, regulación y supervisión de entidades financieras se mantenga en el espectro técnico y apegado a estándares internacionales. Ante cualquier escenario político y partido en el poder, proteger al sistema financiero es clave si se quiere llevar al país hacia una recuperación”. (I)